La sala única ideal no existe, ni para cine ni para clásica... ni para otro género musical; siempre acaba siendo cuestión de compromiso y a gusto de consumidor.
Al igual que la ambiencia de un concierto de jazz al aire libre no se parece en nada a la ambiencia de un concierto de clásica en un auditorio sentado en última fila; el concierto de clásica en última fila tampoco se parece a cuando te sientas en la primera.
Hace años se comentó un truco para que una sala pequeña tenga cola de reverb (para el que le guste): añadiendo canales adicionales "doblados" en los que puedas jugar con el retardo e intensidad respecto a los canales que dobla, jugando con ángulo de incidencia al oyente, y crearla a gusto de cada cual según la ambiencia que uno quiera y/o el tipo de música: lo "bueno" es que es más controlado que hacerlo solo con el apoyo de la sala y además la puedes variar, teniendo "infinidad" de salas (se detalló hace años por el ingeniero de sonido "hiendaudio" en el desaparecido mundohifi).
Un saludete