El concepto "entrar en" no es correcto, porque estamos hablando de cosas diferentes.

El vinilo tiene estampado en su surco variaciones de la anchura y la profundidad de un microsurco que la aguja lectora convierte en una señal eléctrica. Dicha señal, tras ser ecualizada (curva RIAA), es enviada a la amplificación.

Los soportes digitales contienen 0s y 1s codificados de diferentes formas y tras ser leidos y descodificados, en su caso, se convierten a una señal analógica, la cual es amplificada, etc.

En principio, el CD se concibió para que en él "cupiera un vinilo". Sus características técnicas son 16 bits, 44,1 KHz, lo que da una frecuencia máxima de restitución téorica de 22,05 KHz y una dinámica de 96 dBs, frente a los teóricos 70 del vinilo.

El que el CD sonara malal principio fue debido a los errores inherentes al paso digital-analógico, a que los estudios de grabación manejaban la señal en el dominio digital con poca resolución y eso motivaba que se degradara antes de ser estampada en el CD.

Los CDS modernos, bien remasterizados, sin compresiones ni cosas raras se oyen de forma extraordinaria. Y lo mismo cabe decir, con mayor razón de los SACDS y DVD-As.

Pero ya en la época del vinilo los últimos discos se producían a partir de másters digitales a 44,1/16 y no de la cinta magnetofónica. Un ejemplo, Eye in the Sky, de Alan Parsons Project.

Hoy en día, con los estudios trabajando en el dominio digital, manejando ficheros de altísimas resoluciones no hay absolutamente ningún problema para meter la señal analógica en un vinilo, en un cassete o en cualquier soporte analógico que se nos ocurra, porque independientemente de la resolución de la señal digital originaria la extensión de la señal analógica depende exclusivamente de su duración.