Lo primero, ata al niño.
En serio, si no está muy guarrete, con echar un poco de vaho y pasar rápido un paño suave y que no deje pelusa debería bastar. Si no, humedece un poco un trapo y le pasas otro seco y ya está. Es mejor hacer esto en varias veces que no intentar quitarlo a la primera y dejar un feo refregón.