Eso no quita para que sea más soberbio que Luis Enrique, un payaso en toda regla (mi más sincero perdón a los payasos) y un chulo que no sabe ni perder ni ganar, pues cuando pierde coge una rabieta como los niños (cosa que hasta cierto punto puedo aceptar), y cuando gana menosprecia a sus rivales (cosa que no le aguanto a el ni a nadie).