Es humano.

Siempre nos molestará más lo que ha hecho este empresario de empresarios que si el mismo robo lo hubiera perpetrado desde el silencio.

En el fondo, el español de a pie entiende la picaresca, y la perdona. Nos preguntamos, esos días en que en lugar de contar ovejitas para dormir arreglamos el mundo en nuestra cabeza, si nos corromperíamos también al acceder al poder. Y nos respondemos que no, que somos mejor que los fachas, que la casta de empresaurios que no tienen la más mínima conciencia social y que sólo están en la cúspide (palabra de Zaplana, te alabamos Señor!) para forrarse; él y sus cuñados o amigotes.

Pero ese NO carece de convicción, y sabemos que sería fácil con el tiempo ir justificando lo injustificable, tener que tomar decisiones duras bajo la presión de intereses poderosos y que un día el "qué carajo, si todos lo hacen ¿por qué voy yo a quedarme sin mi propina?" tendría más peso que el lejano recuerdo de mileurista indignado en el 15-M.

Lo que no perdonamos es la desfachatez de que el corrupto, en lugar de callar la boquita e ir de paisano por la vida, sin levantar la voz para que madie se fije en él, encima se dedique a dar lecciones de moralidad y, como no, consejos sobre como salir de la crisis, mientras se embolsa los millones sin declarar y huye con las maletas al paraíso fiscal de turno y se reúne con la mulata veinteañera bajo el Cristo de Corcovado. Que yo también quiero.

Por eso mismo cuando se conoce la triste y por desgracia demasiado abundante noticia de que un cura abusa de un niño (o normalmente varios, ya que la institución que los ampara, también corrupta ya desde hace demasiado, lejos de condenarlos, denunciarlos y expulsarlos, los protege y envía a un nuevo destino poblado de nuevas almas alas que mancillar) escuece más que la del simple tarado que es detenido y aparece esposado en chándal, sin afeitar, la madre llorando y el padre sin poder levantar la cabeza del suelo por la vergüenza y con miembros de la policía de delitos informáticos llevando en brazos una antigua computadora (monitor de tubo incluído) y unas cajas con cederoms.

Porque a este último en parte lo consideramos un enfermo y probablemente víctima de vayaustéasaber qué pasado, pero el primero, dos domingos atrás estaba el muy hijoputa diciendo en misa que había que ser bueno y decente para ir a su cielo. Cielo que por cierto, junto a su infierno, sigue siendo inventado por ellos para meter miedo al populacho mientras no se demuestre lo contrario, que no se conoce de nadie que haya vuelto con unas fotos del sitio.

Como miedo a "vivir por encima de nuestras posibilidades" nos quieren meter los que reciben pensiones abundantes de por vida por haber estado una legisltaura, amén de iPad, cochazo con chófer y 1.800 lereles de menutención aunque tengan su vivienda habitual a 5 minutos caminando del congreso.

País.