La pegatina "inteligente" dispuesta sobre el parabrisas no sólo le comunicaría a Tráfico los kilómetros que llevamos recorridos, sino otros datos "de interés" para las autoridades como la velocidad a la que circulamos en ese momento, o el lugar donde estamos y la hora a la que pasamos el control. Hechas las oportunas comprobaciones, en milésimas de segundo el ordenador central cargaría en nuestra cuenta corriente el importe correspondiente.
Se entiende que, en caso de detectar a un conductor moroso pasando debajo de un pórtico, la computadora avisaría de inmediato a una patrulla de la Guardia Civil para que le diese el alto. Ni George Orwell hubiera podido imaginar un sistema tan diabólicamente perfecto para tener a todos los ciudadanos localizados, controlados y fiscalizados.
La AEC cree que, de implantarse un sistema así en las carreteras españolas, el Estado podría recaudar del orden de 25.000 millones de euros al año, justo los que necesita Pere Navarro para que no se le estropeen las carreteras. Nunca los números cuadran tan exacta como cuando un político pide que se abra un debate sobre algún asunto que tiene que ver con el dinero de los demás.