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¿Pero quién coño dio la orden?
¿En la recta final? Quizá. Pero el conocido como caso Faisán, de momento, se ha convertido en el caso periquito. La Audiencia Nacional ha dado carpetazo ya a todos los recursos. Ahora, solo queda que se ponga fecha para que los dos únicos acusados se sienten en el banquillo.
Ahora sí todas las partes deberán enseñar sus cartas. Las acusaciones particulares, sin duda, acusarán de revelación de secretos y de colaboración con banda armada. Falta saber si el Ministerio Público seguirá en sus trece. Hasta ahora, no ha visto nunca colaboración con ETA. Pero...
Aquel mayo de 2006, conviene recordar, la Policía iba a asestar un golpe duro, muy duro, al entramado financiero de ETA, al aparato de extorsión de los asesinos que giraba alrededor del bar Faisán,en Irún, regentado por Joseba Imanol Elosua.
Pero alguien les alertó, avisó a Elosua la víspera de la operación de que iban a actuar contra ellos cuando trataran de pasar a Francia con dinero recaudado por ETA de empresarios vascos y navarros.
Y esa delación se produjo cuando el Gobierno de Zapatero, hablaba, dialogaba, negociaba con ETA. Y se produjo el mismo día en que el líder socialista iba a recibir en La Moncloa al entonces líder del PNV Josu Jon Imaz, que le iba a trasladar su apoyo al mal llamado proceso de paz. En las investigaciones sobre a trama del faisán también aparecían nexos con el PNV.
Tras años duros de investigaciones confusas, de presiones periodísticas, de maniobras judiciales... el caso camina, cojo, pero camina hacia su penúltima fase.
Por el camino, tres jueces: el primero, Fernando Grande Marlaska, quien con paso decidido y firme se aprestó a esclarecer hasta las últimas consecuencias (incluso políticas) este caso. Cuando vieron que ni con ofertas laborales jugosísimas estaba dispuesto a dejar las pesquisas, se activó el regreso anticipado de Garzón al juzgado 5, del que era titular. Grande Marlaska lo ocupaba de forma interina. El ahora condenado por prevaricación puso la marcha atrás en el caso, casi lo lleva a vía muerta. Pero antes de que le diera tiempo fue apartado por sus diferentes acusaciones, juicios y condena. El caso pasó a manos de Pablo Ruz que tuvo que soportar una maniobra cuando menos artera que estuvo a punto de dar al traste con toda la instrucción. Pero también esta maniobra (del mismo que ha tratado de birlarle el sumario del caso Bárcenas) se ha sorteado y el caso, en el plano judicial, avanza hacia una resolución.
Pero, ¿qué vamos a saber? Apena nada. Sí. En el banquillo se sentarán dos policías; un comisario y un inspector jefe. Enrique y José María. Bien. Pero ¿qué mas me da el nombre? Responderán de sus actuaciones, si. Vale. Ellos presuntamente fueron los que ejecutaron la acción. ¿Pero alguien en su sano juicio se creerá que ambos funcionarios se han jugado la cárcel, sus sueldos, sus pensiones, sus carreras por si mismos, porque les ha dado la gana, porque se levantaron un día y de la noche a la mañana y decidieron convertirse en colaboradores de ETA? No. Ya estamos todos muy mayorcitos como para que nos tomen asi el pelo.
Es imprescindible avanzar, seguir, aclarar. Lo necesita la Policía, lo exige la sociedad, lo reclama la democracia. Este episodio gravísimo no se puede quedar cojo, pero cojo del todo. Si no sabemos quién dio la orden, si no sabemos por qué se dio semejante orden no sabremos nada, nunca sabremos nada. Qué más me da el nombre de los que lo ejecutaron... Ellos lo van a pagar, sí, ¿pero quien coño dio la orden? ¿Para qué? Que nadie se equivoque, este capítulo de la democracia española es uno de los más graves: se pusieron las instituciones del Estado al servicio de ETA. No sé si se me ocurren actuaciones más perversas.
Durante años, desde las filas de la oposición se apostó fuerte y se señaló con el dedo a Rubalcaba y a sus colaboradores Antonio Camacho y Víctor García Hidalgo. Al fin y a la postre era el equipo del Ministerio del Interior cuando se produjo el chivatazo. Desde luego la responsabilidad política está clara. Pero ¿por qué no se ha seguido empujando con fuerza hasta el final? Otra pregunta que debería tener también una respuesta clara.
Hay muchos ¿demasiados? que ya se rotan las manos al ver que este asunto se empieza a cerrar, y que el plano político se queda inmaculado. Pero, ojo, el recorrido puede ser aún largo y complicado para aquellos que se piensan que ya han sorteado su responsabilidad.
Y es que entre los que se tendrán que sentar en el banquillo el malestar es tremendo. Y lo sé de buena tinta, de tinta de primera. Han visto como el oscurantismo más absoluto ha invadido sus carreras, que el manto de silencio entre sus compañeros es enorme, que la luz de gas, tremenda. Y ven que se encuentran así por cumplir órdenes, por seguir directrices. Y se preguntan ¿por qué yo si y el que dio la orden no? Y es que alguno de ellos ha estado media vida persiguiendo etarras, en primera línea, y ahora ve que su carrera profesional se puede ver 'culminada' con una condena por colaborar con ETA.
Hasta ahora, la línea de defensa de dos los procesados ha ido en el mismo sentido. Incluso, Ballesteros, al que las cámaras le sitúan saliendo del bar Faisán en el momento en que se presume que se produjo el chivatazo a ETA, no se ha movido un ápice de una versión que no dejara en mal lugar a sus superior y amigo.
Pero día sí y día también gente de su entorno le recomienda que se aparte, que busque una salida individualizada, que se defienda, que no se coma un 'marrón que no es suyo'. Le dicen que si él no sabía nada de la llamada, si él fue allí porque le ordenaron dar un teléfono a un tipo y nada más, que lo cuenten y que cada uno afronte sus responsabilidades.
Y hay dudas, muchas dudas. Se juegan las carreras, las pensiones... La familia presiona y no sin razón. Y en el momento en que se rompa un eslabón se puede romper toda la cadena... Y ¿llegaríamos a saber quién dio la orden? Podríamos pasar del periquito de nuevo al faisán y acabar en un canario. Nadie se olvida de los GALy de Amedo.
¿Rubalcaba? ¿Está usted por ahí? ¿?Sr. Rubalcaba