Ha muerto un moderno capitán de la industria que, de la nada, creó una de las mayores empresas mundiales. Puede que en algún momento obrara sin escrúpulos, pero el mundo de la informática que conocemos no sería el mismo sin él.

Tal vez su mayor virtud, o defecto, fue conseguir que personas se apasionaran por los productos de Apple hasta el punto de casi constituir una secta. Eso es más marketing que ingeniería, pero el marketing es un mal necesario a la hora de vender productos. Y él vendió muchos.

Servidor nunca ha comprado un producto Apple en la vida, que conste.