pues yo tengo que decir que nunca me han llamado tonto del bote tantos, tan al gusto y tan en verso como en prosa como en la sala de tertulia
y es en este intercambio de bajonazos y estocadas torticeras que uno se encuentra y encuentra a aquellos entre sus colegas que más merecen la pena
discutir y hacerlo con gente de talla es uno de los pocos placeres que nos van quedando, que para enjuagues ya están los políticos

propicios