El problema están siendo las formas de aplicar ciertos preceptos y las premisas de que parte.
Lo de rebelión en este último auto es 'magistral'.
https://www.eldiario.es/zonacritica/...753184707.htmlEn la argumentación de esas circunstancias, Llarena distorsiona la realidad de lo ocurrido en Cataluña hasta extremos difíciles de creer. En sus diez folios, conmina a los acusados a renunciar a sus pecados porque los considera culpables antes de que se celebre el juicio. Y ni aun así podrían acceder a la libertad condicional, porque tendrían que pasar por el análisis psicológico que hace el juez, y ahí tienen todas las de perder.
Con Llarena, no es posible sostener que se esté aplicando el principio de presunción de inocencia de los acusados. Va más allá, les niega en la práctica el derecho de los políticos encarcelados a creer que son inocentes. Es más, lo considera poco menos que un agravante que impide su puesta en libertad tras su declaración.
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Pero parece que Llarena no resiste lo que podríamos llamar la tentación del tertuliano cabreado y se lanza a un símil, esa figura retórica tan maltratada en los programas de televisión. Compara la actuación violenta ante la Conselleria con "un supuesto de toma de rehenes mediante disparos al aire", que podría ser una comparación estrambótica con los guardias civiles de Tejero entrando a tiros en el Congreso en el golpe del 23F.
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