Son las 12 de la noche. Una cincuentena de policías rodean el edificio de producción de programas de Canal 9 (la televisión valenciana). Impiden la entrada a los trabajadores. Se está intentado cerrar un medio de comunicación por la fuerza, sin la intervención, ni siquiera, de un juez. Son métodos propios de países fascistas.
Resumimos la situación: el gobierno del PP ha decidido cortar las emisiones de Canal 9 después de que los sucesivos gestores que había nombrado el propio Partido Popular a lo largo de 19 años, hubiesen llevado a una difícil situación de ruina económica y de manipulación informativa.
Tras el anuncio de cierre (ratificado ayer miércoles por la mayoría absoluta del pp en las cortes valencianas), los trabajadores superaron la censura impuesta durante lustros por el partido mayoritario y empezaron a emitir una programación libre de ataduras, contando lo que pasaba realmente en la sociedad valenciana. Esa programación, considerada por el PP valenciano como contraria a sus intereses, es la que se está tratando de cortar por la fuerza esta noche, con nocturnidad y alevosía.
¿Se ha convertido la democracia española en un república bananera? La imagen de las fuerzas de seguridad rodeando un medio de comunicación público para cortar la programación es la más ignominiosa que recuerdo en los 36 años de democracia.