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José Miguel Monzón, El Gran Wyoming. / Marta Jara
"Hay castigos que forman parte de una ideología", sostiene el polifacético humorista y reciente premio Ondas 2013 al mejor presentador, El Gran Wyoming. Por eso, en No estamos locos (Editorial Planeta) repasa en clave de ironía el camino que nos ha hecho llegar hasta la situación actual, las características de "ser español" y los objetivos de una derecha que "no tiene manual, sólo intereses".
Además, reconoce que su nuevo libro no pretende ser objetivo. "Está escrito desde el desprecio", advierte.
Usted afirma que al español "siempre se le ha gobernado a golpes". ¿Nos merecemos esos golpes?
No es una cosa exclusiva de España, ha ocurrido en otras latitudes, como Alemania en los años treinta. Pero aquí triunfó. Tuvimos la gran desgracia o, mejor dicho, vivimos la traición del resto de los países del entorno que nos dejaron completamente aislados frente a un enemigo extremadamente poderoso. España fue el único país donde el fascismo triunfó. La Segunda Guerra Mundial lo barrió del mapa, pero a nosotros nos dejaron solos durante 40 años. Esto crea una sociología y una forma de entender el mundo que está ahí. Hay castigos que forman parte de una ideología.
¿Estamos, entonces, todavía a la sombra del franquismo?
El franquismo está en las instituciones. Estos señores todavía no han condenado el golpe de Estado. En los colegios nunca se ha enseñado la Guerra Civil porque siempre ha salido el debate de cómo se va a enseñar y a ver si van a ser unos los buenos y otros los malos. Si no entendemos quiénes son los buenos y quiénes los malos, aún no hemos empezado a hablar de democracia.
Cuando la Comunidad de Madrid comienza a contar esto en los institutos –crea un curso de capacitación, uno de los ponentes es Pío Moa–, lo que dicen es que el golpe de Estado no existió y que la guerra empezó en el 34 en Asturias. Para quitar una estatua ecuestre de Franco hubo que hacerlo a las 4 de la mañana. Y aun así la gente se enteró y salió y hubo unas protestas de miembros del PP diciendo que no se podía borrar la historia. El gran mito es que el 20 de noviembre de 1975 se muere Franco y se mueren 40 millones de españoles. Pues no, 40 millones de españoles estaban y, de una forma u otra, por acción o por omisión, eran del régimen.
Todavía no hemos superado la Guerra Civil porque simplemente se ha ocultado, como si no hubiera ocurrido, y la gente vota desde un punto de vista ideológico, independientemente del candidato, de que sea idóneo y de que sea honrado. Hay gente que va a votar a unas determinadas siglas y da igual que el candidato sea un corrupto, va a obtener los mismos votos.
Parece que el corrupto es impune
La impunidad con la que trabajan es casi absoluta. La justicia es muy lenta, pero muy condescendiente. Yo creo que una persona que ha administrado el dinero público no tiene derecho a no declarar. Sin embargo, los altos cargos se acogen a él como los delincuentes comunes. Una cosa es la responsabilidad penal y otra la que tienen con quien les ha contratado. A una cajera de unos grandes almacenes, si de su caja desaparecen 1.000 euros todos los días, el jefe la va a llamar a su despacho. Si ella pide que la lleve a comisaría, él le dirá: "Ahora vamos a ir a comisaría, pero primero me vas a contar qué coño pasa aquí, ¿dónde está la pasta?". Esto es lo normal, pero esos dos trámites no se siguen. Un alto cargo con un buen abogado, que sea capaz de interponer recursos, papeles y delitos de forma, es inmune a la justicia.
¿El caso Bárcenas será un punto de inflexión?
Los expertos dicen que no va a ocurrir absolutamente nada por prescripciones y falta de pruebas. Si se consiente que se destruyan pruebas, no hay nada que hacer. Varios juzgados han considerado, en una decisión bastante extraña para el ciudadano, que como los ordenadores eran suyos los podían romper. Lo que la jueza obvia es que estaban bajo custodia y que ahí se contenían datos en los que el principal acusado dice que está la clave de la verdad. Estamos asistiendo a un despilfarro de la autoridad moral de la justicia que va a tener graves consecuencias.
La composición del Consejo General del Poder Judicial está claramente al servicio del partido que gobierna. El Tribunal Constitucional puede anular las decisiones del Parlamento y el presidente es militante de un partido, algo completamente ridículo y que no se le consiente a un juez normal. Se ha creado una supraestructura que puede anular la voluntad del Parlamento. Eso es un disparate. Lo que están haciendo en este país es desmontar el sistema democrático.
¿Los votos legitiman el 'todo vale' una vez conseguidos?
La única legitimidad del elegido es cumplir con lo que ha prometido, que para eso le han votado. El votante no es parte de su familia, sino alguien que apoya una idea o un proyecto. El señor Rajoy reconoció que presentó un proyecto que no puede cumplir porque las circunstancias le sorprendieron y ha tenido que hacer lo contrario a lo que tenía previsto. Si es honrado, tendría que irse. Cuando uno va a un restaurante y pide un solomillo, no le pueden dar sardinas porque no queda solomillo. Primero, no me cobre lo mismo y, segundo, deme la opción de decidir si quiero sardinas o no.
Si no hay leyes que digan que los programas deben pasar ante un notario porque se supone que esa gente es honrada y por eso se les elige, cuando está en manos de lo contrario ocurre lo que ocurre. No se sienten en la necesidad de cumplir lo prometido y, además, se creen legitimados a hacer lo contrario. Esto es la abolición del sistema. El daño que están haciendo a las instituciones probablemente sea irreversible, como la incautación de los bienes públicos, la educación y la sanidad.
Cuando el Gobierno se respalda en "las circunstancias" para llevar a cabo determinadas políticas, ¿realmente las circunstancias son la causa de esas políticas?
Es una coartada. Evidentemente, estos señores están aquí de paso y todos terminan en los altos cargos de la administración. Si vemos la trayectoria de algunos políticos, son gente que prácticamente no tenía nada, casi ni cualificación profesional, pero entran en un ayuntamiento, como el caso del señor Zaplana, de ahí pasa a Madrid, acaba de portavoz del Gobierno y luego de consejero en Telefónica, cobrando un sueldo sin trabajar. Pero, previamente, esa empresa que rendía beneficios se vendió, nadie sabe a cuánto ni a dónde ha ido parar ese dinero, y ahora los beneficios van al bolsillo de los accionistas. No es el único caso. Estos señores rinden favores y luego están al frente de las empresas. No es una cosa que esté enmascarada. Hay un interés económico claro. La derecha no tiene manual, sólo tiene intereses.
¿Y cómo han conseguido quienes más se aprovechan de lo público ser considerados más españoles que quienes lo defienden?
Porque ellos utilizan una serie de símbolos en exclusiva, como la bandera, la sangre de las víctimas del terrorismo, el término de la patria y, por supuesto, la religión verdadera, que siempre está a su servicio. Tienen estos cuatro elementos que les permiten hacer lo que quieran. Esto quedó muy claro en el discurso fundamental de la Falange. Dice José Antonio Primo de Rivera que ni democracia ni nada, cuando se ofende a la patria no queda más discurso que las pistolas. Esto es así, y estos señores lo utilizan para incautar realmente nuestros bienes, que son todo lo público. Como los españoles no hemos tenido conciencia de ello, de esta especie de división en la defensa de lo común, se han aprovechado para destruirlo y metérselo en el bolsillo.
Pero estamos viendo una gran contestación social con multitudinarias manifestaciones, ¿acabará este Gobierno imponiendo su ley por agotamiento?
Primero, por coacción y represión. Ante la ignominia de la defensa y la negación de la corrupción evidente y del restablecimiento del honor del corrupto, su gran preocupación es sacar de urgencia una ley que impida manifestarse alrededor del Congreso y que puedan multar hasta con 600.000 euros por hacer escraches. A través de esta medida quieren que la gente se quede en casa mientras ellos, en un breve tiempo, utilizan la técnica del saqueo: todos a la vez y a contrarreloj. Llega un momento en el que dices: Esto es totalmente insoportable.
"Roba, pero es de los míos"
Usted califica la relación del PP con sus votantes como un "auténtico matrimonio". ¿Veremos el divorcio?
Ya vimos cómo se llenaban las plazas de toros con el señor Camps y el presidente de la nación diciendo: "Francisco, estaré a tu lado, delante o detrás, pero siempre contigo". Una cosa es que la justicia no pueda condenarlo y otra lo que los ciudadanos escuchamos en aquellas conversaciones telefónicas. Tendrían que haberle apartado y haberle puesto un cinturón de seguridad para que no se acerque más a una institución. Estas demostraciones son absolutamente patéticas, pero el pueblo estaba allí aclamándole.
En un bar de Valencia me han dicho: "Tú te callas y de Rita Barberá no tienes nada que decir porque no eres valenciano". Me ha tocado decirle que es que esa pasta que está robando es la mía. ¿Qué quieres, que robe sólo a los valencianos votantes del PP? Es una forma de entender la vida muy delirante. Y ahí entra la ideología: roba, pero es de los míos.
La pequeña y mediana empresa de este país, en los ocho años que gobernó Zapatero era muy beligerante, todo el rato exigiendo cosas, probablemente con razón; pero justo cuando más han sufrido, que se han cerrado cerca de 200.000 pymes, ha sido en estos dos años, no han vuelto a abrir la boca, a pesar de que Rajoy tampoco ha cumplido lo que les prometió. Yo tengo una familia de farmacéuticos.
También durante los años del PSOE había una gran indignación. Cuando el PP gana, por ejemplo, en Castilla-La Mancha, se han dado casos en los que se han pasado sin pagar las facturas de la Seguridad Social seis meses y no decían nada. Te pisan y te quejas como si te hubieran matado, pero te cortan un pie y no dices nada, porque son los tuyos y te pueden robar, te pueden quitar, te pueden arruinar.
También hay obreros de derechas
Un obrero de derechas es un hombre que está fuera de su lugar. Es una cosa que me dicen mucho: "Tú, como eres rico, puedes hablar de esto". Sí, yo puedo hablar de lo que me dé la gana. Un rico puede ser extravagante, pero un obrero tiene que dar de comer a sus hijos.
En plena crisis, haberse creído que estos señores iban a hacer una gestión a favor de la ciudadanía ha sido un suicidio social. He hablado con funcionarios que me dicen: “Yo he votado al PSOE pero, como me han congelado el salario, ya no le voto más. Ahora voy a votar al PP”. Es como decir: “No quiero al acosador y, para evitarlo, me pongo en manos del violador”. Aznar, Aguirre y toda esta gente no engañan a nadie. Son muy evidentes en sus declaraciones públicas, están siempre del mismo lado y sus medidas económicas siempre van en el mismo sentido. Trabajan para el CEOE.
Usted asegura que hemos renunciado a la soberanía nacional para acatar los dictados de la troika, sin embargo, Merkel, de cara a su campaña electoral, prometió aumentar las partidas en educación, sanidad y políticas sociales mientras a España se le exige lo contrario. ¿Cómo se asimila eso?
Nosotros no lo asimilamos, a nosotros nos lo impone el presidente del Gobierno. El día que gana Merkel las elecciones, él coge el teléfono y la felicita. Pero esa señora en su campaña ha hecho lo contrario que él. Entonces, ¿qué está felicitando?, ¿el modelo de gestión? ¡Cópielo!
Lo que ocurre es que hay que replantearse si somos socios o no. Evidentemente, están creando una Europa que tiene un eje que se divide en dos, el norte y el sur. El sur va a ser quien alquile las sombrillas en las playas y el norte quien venga aquí a tomar posesión de ellas. Porque dicho sea de paso, están comprando la costa. Ya no hace falta un nuevo desembarco ni entrar con los tanques. Llegas con la pasta y te quedas con todo. Es tan fácil como hundir un país y comprarlo.
El presidente del Gobierno debería ser el freno para que estas cosas no ocurrieran, pero aquí hay un pequeño pacto. Ellos, a Rajoy, que saben que miente y es corrupto, le desprecian profundamente, pero le toleran porque es dócil y a nosotros nos deja con el culo al aire. En vez de ir a dar la cara por nosotros va a Europa a defender sus intereses y los de su entorno.
¿Tendría capacidad Rajoy para defender los intereses de España o estamos tan maniatados que ya no podría hacer nada?
De entrada, habría que ver cuál es la contestación de Europa, pero tendría que plantearlo. Lo que no puede hacer es llegar con los pantalones bajados. Habría que ver qué ocurre si algún país de la Comunidad Europea se planta.
Hay un tema al que los medios de comunicación no le dan mucha importancia, pero la tiene. El FMI y el BCE no han creado más que desastres y ruina en todos los países donde han podido meter mano. A Sudamérica la hundieron con créditos y créditos y créditos. Se han tirado decenios pagando intereses a una gente que vivía muy bien, sin cubrir nunca la deuda.
El señor Kirchner los convocó de urgencia y les anunció que llevaban tanto tiempo pagando intereses que nos les iba a pagar ni un duro más, que le daba igual la deuda y que iban a trabajar para su país, que les bombardeasen y los invadiesen si querían. ¿Sabes qué hicieron? Nada. No han vuelto a pagar y la deuda desapareció. A lo mejor es un caso extremo y por eso le han hecho un mausoleo en su país, pero él se planto. Sí, los mercados reaccionarán y pondrán primas de riesgo, pero hay que plantearlo, porque esto es un callejón sin salida.