o, en caso de haberlo —dinero exterior, se entiende—, no entra porque la fiabilidad del sistema, más concretamente, de sus reglas de juego, está bajo mínimos
lo cierto es que españa ya no es un lugar fiable donde invertir, no tanto por la paupérrimas expectativas económicas como porque los árbitros del tinglado han revelado claramente su pertenencia a los colores, su venalidad y su incompetencia
el dinero, como los hijos, es lo que tiene: incluso en contra de sus opiniones políticas, uno tiende a llevarlos a donde no le roban, o a donde le dan aquello por lo que paga
propicios