Todavía recuerdo cuando se escapó de su detención-retención en el Reino Unido, cuando el cobarde desgraciado infecto llegó a Chile y cuando se obró el milagro y el cuasi moribundo se levantó de la silla cual Lázaro y saludó a sus carroñeros seguidores. Lamento que haya muerto sin pasar por la humillación de un juicio, de la condena judicial y popular. Lamento que haya tenido éxito en su cobardía y no enfrentarse a responder de sus maldades ante el mundo. Asco de porcino. Maldito sea él, su mujer (tan maldita como él) y todos aquellos que le jaleaban y lloran su pérdida, porque de hijos de puta como éstos aparecen los que toman el testigo de aquél y provocan que por toda la historia tengamos nombres que lamentar, temer y odiar.

Dicho lo anterior... que se pudra.


Saludos