
Iniciado por
UN MELÓN TIQUISMIQUIS
o crecí como Oscar, y aprendí que mi nombre no llevaba tilde. Sin embargo, un puñado de ancianos que pretende desde hace siglos enseñarnos a todos cómo hay que hablar y escribir (desde hace siglos la pretensión, no los mismos ancianos, claro), decidió un buen día ponerle la tilde a las mayúsculas, y para cuando llegó la noticia al colegio yo ya me había ido. De hecho, la población no había asimilado el cambio cuando acabé la carrera, así que siempre fui Oscar en mis estudios, y ningún profesor me dijo nada.