La época dorada de GameBoy Advance albergó el nacimiento de una franquicia que pronto se convertiría en un referente para el futuro: Golden Sun. Mucho tiempo ha transcurrido desde que disfrutásemos de las aventuras de Isaac, de la aparición del Sol Dorado que cambiaría para siempre el mundo de Weyard. El oscuro amanecer que se cierne sobre estas tierras motiva la aparición de nuevos héroes, aprendices de quienes salvaron a la humanidad. Camelot vuelve a demostrar su calidad con un producto de corte clásico, con poca novedad, pero mucha miga para convencer a los usuarios de Nintendo DS. Comienza una nueva era.
Han pasado 30 años desde que se evitara la destrucción de Weyard con la liberación del Sol Dorado. El mundo ha experimentado cambios durante éstos años, viendo cómo nuevos continentes aparecían, otros cambiaban de lugar, y cómo surgían nuevas especies y nuevos avances. Pero algo ha salido mal... están comenzando a aparecer vórtices psinérgicos a lo largo del mundo que absorben la Psinergía elemental de la tierra y de los Adeptos que la controlan. El mundo aguarda la llegada de una nueva generación de héroes, sucesores de aquéllos que salvaron al mundo de su destrucción antaño.
Haber jugado a anteriores Golden Sun es un plus, pero nunca un hándicap. Los problemas del argumento no vienen impuestos por el estilo familiar que se emplea para narrar el argumento
Analisis Meristation:
http://www.meristation.com/v3/des_an...=art&c=1&pos=0
Lo mejor
Los puzles y mazmorras. Todo un ejercicio de estilo por parte de Camelot.
Nivel visual sencillamente asombroso. A la altura de los mejores de NDS.
Gratificante sistema de combate. El uso de habilidades, parte esencial.
Largo y exigente. Un JRPG con los alicientes de los clásicos, todo un lujo.
El argumento es un guiño a las aventuras del pasado…
Lo peor
…que tira constantemente de convencionalismos. Nada nuevo.
El peso de nuestras opiniones, totalmente nulo e incomprensible.
Se echa en falta más variedad de situaciones, momento álgidos que recordar.
La extraña manía de alargar las conversaciones hasta el tedio.