En Febrero del 2020, la administración Trump firmó un acuerdo con los talibanes para retirarse militarmente de Afganistán en un plazo de 14 meses, a cambio de que los talibanes se abstuvieran de promover atentados contra los Estados Unidos, negociaran con el gobierno afgano y blablabla.
https://www.bbc.com/news/world-asia-51689443
Naturalmente, la intención de los talibanes era exactamente la contraria. Usar el acuerdo para que los americanos y sus aliados se comprometieran con la idea de evitar los costes en vidas humanas y económicos de mantener las tropas sobre el terreno, y más pronto que tarde el gobierno afgano se hundiera como se hundió el de Vietnam del Sur.
La gran diferencia es que mantener un Vietnam del Sur independiente del Norte costaba cientos de miles de soldados mobilizados, decenas de miles de víctimas militares americanas, y una inmensa fortuna.
Dejar que, en la parte de Afganistán no controlada por los talibanes, siguiera habiendo una vida razonable para millones de afganos, y no dígamos de afganas, alejar esa barbarie medieval de esos millones de personas, tiene un coste que no llega a 20,000 soldados, y un número de bajas razonable para ese objetivo.
No se trata de proyectos imposibles, como convertir todo Afganistán en una democracia tipo Suiza, que para empezar requeríría un genocidio de millones de otros afganos (los propios talibanes, y muchos más apegados a su forma de vida, y dispuestos a luchar hasta la muerte para conservarlas). Se trata de mantener lo que ya existe, y es digno de ser conservado. De ayudar a todos esos habitantes de Afganistán que ahora disfrutan de una sombra de sus "inalienable rights, among these are life, liberty and the pursuit of happiness", a mantenerlos, aún en la forma precaria que tienen ahora.