Excelente articulo que deja en evidencia a todos los grandes popes especializados en estrategia militar.
LA CONTRAOFENSIVA MÁS RÁPIDA
Reconozcámoslo: es imposible predecir el curso de una guerra
El Ejército ucraniano ha lanzado en la región de Járkov la que posiblemente sea la contraofensiva más rápida desde la Segunda Guerra Mundial
https://www.elconfidencial.com/mundo...rusia_3488981/
Durante las semanas anteriores a la invasión, el consenso general entre quienes analizaban las probabilidades y posibles consecuencias del ataque a gran escala era que Ucrania, empezando por su capital, Kiev, caería de una manera o de otra en pocos días. Los números estaban ahí para quien quisiera verlos: Rusia gastaba 10 veces más en defensa que Ucrania y su ejército era ocho veces más grande. Además, tenía una experiencia militar muy superior. Desde 1991, el Kremlin ha estado involucrado en 13 conflictos bélicos, desde Chechenia hasta Siria, pasando por Georgia, Moldavia, Tayikistán, la República Centroafricana y, por supuesto, Ucrania. Los rusos presumían de fabricar armas modernas, y muchas veces era el propio presidente, Vladímir Putin, quien anunciaba el último misil hipersónico Kinzhal.
En estas circunstancias, no solo eran los militares españoles retirados quienes dejaban volar su imaginación, en vídeos hoy inmortales, pidiendo a Zelenski que se rindiera porque Kiev iba a caer "esta noche". Más allá de arrogarse el derecho de decirle a un líder democrático lo que tenía que hacer, estando su nación, sus compatriotas y él mismo bajo un ataque a gran escala, lo cierto es que muchos de los análisis de finales de febrero vaticinaban una pronta rendición de la capital.
En el Pentágono, capaz de predecir casi al milímetro la fecha de la invasión rusa y principal aliado del Gobierno de Ucrania, se hablaba de "72 horas". Así lo decían numerosas fuentes a los medios norteamericanos, y así se lo había confesado, tres semanas antes, el principal general de EEUU, Mark Milley, al Congreso. La reacción norteamericana también reflejaba estas expectativas. Las armas enviadas los primeros dos meses de la invasión eran, sobre todo, armas propias de la resistencia: misiles antitanque, misiles antiaéreos, cascos, granadas, chalecos antibalas. Armas y equipos fáciles de esconder y perfectos para las emboscadas y la guerra urbana. Los famosos lanzamisiles Himars y otras armas pesadas solo se aprobaron después, cuando los ucranianos dejaron claro que podían plantar cara a Rusia. ¿Estaban los militares retirados españoles, y las agencias de Inteligencia del Gobierno de Estados Unidos, equivocados? Claramente. A este respecto, eran senderistas que miraban un mapa arrugado en una montaña nublada. La guerra es así. Quizá subestimaban a Ucrania o sobrevaloraban a Rusia. Pero aquí viene lo más interesante: según 'The Washington Post', los ucranianos también estaban sumidos en la niebla.
En las primeras horas del ataque, miembros del gabinete de Zelenski también pensaban que Kiev sería conquistada por los rusos y animaron al presidente a que pusiera tierra de por medio, tal y como le habían recomendado también, por cierto, los estadounidenses. Eso era lo que pensaba el asesor presidencial Oleksiy Arestovych, además, según sus palabras, de aquellos que "entendían de cuestiones militares". Estos miedos refuerzan la valentía de la decisión que tomó Zelenski de quedarse en la capital, en sus oficinas, mientras las fuerzas especiales y los saboteadores de Rusia descendía sobre Kiev para detenerlo o asesinarlo.