Iniciado por
Albert Dirac
Decía Winston Churchill que "Rusia es un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma", y seguro que no le faltaba razón.
Pero hay que entender que Rusia no se siente, nunca se ha sentido, hija de Roma, como nosotros, sino de Bizancio. De hecho, ellos siempre han mantenido que, igual que Constantinopla fue la Segunda Roma, Moscú es la Tercera. Durante siglos aspiraron a que la civilización bizantina, a través de Rusia, reconquistara Constantinopla, y de hecho si Rusia hubiera ganado la Primera Guerra Mundial, así habría sido, pues estaba contemplado en los acuerdos con Francia y el Reino Unido.
Como nos apuntaba el compañero Vanlose, a Rusia se le ha pasado el arroz. A pesar de su tamaño y sus riquezas naturales, ya no juega en Primera División, y parece muy improbable que lo vuelva a hacer. Es una sociedad en declive, incluso demográfico, que es atractiva sólo para tipos como Lukashenko, que acabaría como Mussolini o Ceaucescu si no fuera por el apoyo de los rusos.
Y la lectura de la situación que ha hecho Vladimir es antológica. Se ha creído su propia propaganda (buena propaganda, eso sí) respecto al poderío militar ruso, y ha identificado el problema en... ¡Occidente!. Su principal cliente, con mucho, y que no albergaba el más mínimo deseo de poner en peligro la integridad territorial rusa; se tragaron incluso lo de Crimea, que ya es tragar. Así que se acerca a... ¡China!, que es precisamente el gran peligro para Rusia. Al menos para la parte de Rusia al este de los Urales. Hablamos de Siberia, pero no sólo de Siberia.
En lugar de buscar una alianza con Occidente, que les diera garantías para recibir su apoyo cuando (y digo cuando, no si) llegue la ofensiva china por las riquezas siberianas, se convierte en un rehén chino.
En fin, Vladimir. Que te estás saliendo, campeón. Vaya dirigente de pacotilla, que encima se piensa que es Pedro el Grande.