ANKARA/JERUSALÉN, 29 mar - Se está discutiendo internamente un gasoducto Turquía-Israel como una de las alternativas de Europa al suministro de energía ruso, pero será necesario realizar maniobras complicadas para llegar a un acuerdo, según afirman responsables gubernamentales e industriales de ambos países.
La idea, concebida por primera vez hace años, consiste en construir un gasoducto submarino desde Turquía hasta el mayor yacimiento de gas natural en alta mar de Israel, Leviatán. El gas fluiría hacia Turquía y hacia los vecinos del sur de Europa que buscan diversificar y distanciarse de Rusia.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, declaró la semana pasada que la cooperación en materia de gas era "uno de los pasos más importantes que podemos dar juntos para los lazos bilaterales", y dijo a los periodistas que estaba dispuesto a enviar a sus principales ministros a Israel para reactivar la idea del gasoducto, que lleva años en marcha.
Un alto cargo turco declaró a Reuters que las conversaciones han continuado desde que el presidente israelí Isaac Herzog visitó Ankara a principios de este mes y que en los próximos meses podrían tomarse "decisiones concretas" sobre la ruta propuesta y las entidades participantes.
Sin embargo, los responsables del sector se muestran más prudentes y afirman que las restricciones de producción y la geopolítica podrían dejar el plan en agua de borrajas.
El yacimiento de Leviatán ya abastece a Israel, Jordania y Egipto. Sus propietarios —Chevron y las empresas israelíes NewMed Energy y Ratio Oil— tienen previsto aumentar la producción de 12 a 21 mil millones de metros cúbicos al año.
En comparación, la Unión Europea importó 155.000 millones de metros cúbicos de gas ruso el año pasado, cubriendo cerca del 40% de su consumo.
Gran parte de la producción extra de gas se licuará y exportará en barcos a Europa o al Lejano Oriente, según NewMed. Su director ejecutivo afirmó el mes pasado que Turquía también podría convertirse en un país de destino, pero que debía poner "carne en el asador" y comprometerse a construir el gasoducto.
Preguntados por las conversaciones con Turquía, los socios de Leviatán declinaron hacer comentarios.
La ministra israelí de Energía, Karine Elharrar, declaró el domingo a Ynet News que aún hay que discutir muchas consideraciones, entre ellas las financieras.
"Hay que encontrar la viabilidad económica, lo que no es algo evidente", dijo.
PUENTE ENERGÉTICO
Israel y Turquía quieren dejar atrás una década de estancamiento diplomático, generalmente por cuestiones israelo-palestinas. La asociación energética podría ser clave, sobre todo después de que la invasión rusa de Ucrania haya hecho que Europa esté más decidida a encontrar alternativas a sus suministros energéticos.
"Ha habido un reciente acercamiento con Israel y queremos que su gas transite por Turquía en ruta hacia Europa", dijo otro representante turco. "Israel lo ve con buenos ojos, se han mantenido algunas conversaciones y hay voluntad de hacerlo".
Turquía consume unos 50.000 millones de metros cúbicos de gas natural al año y los importa casi todos, la mayoría a través de gasoductos de Rusia, Irán y Azerbaiyán. Está bien situada como centro de transporte en la región, donde la política energética puede ser acalorada.
Citando a autoridades iraquíes y turcas, Reuters ha informado de que un plan para transportar, con la ayuda de Israel, el gas de la región del Kurdistán iraquí a Turquía y Europa es parte de lo que provocó el ataque con misiles por parte de Irán a la capital kurda, Erbil, este mes.
"Turquía es de gran interés, tanto por su consumo interno como por ser un canal hacia los países del sur de Europa", dijo un alto cargo del sector del gas israelí.
El problema, según el directivo, es que ya había dos rutas propuestas para los suministros adicionales de Leviatán: a través de las plantas de GNL existentes en Egipto o de una instalación flotante de GNL prevista.
"Si Turquía responde rápidamente, puede ser una tercera alternativa", dijo el directivo.
El gasoducto recorrería entre 500 y 550 km y su construcción costaría hasta 1.500 millones de euros, según responsables israelíes, lo que lo hace más asumible que el gasoducto de 6.000 millones de euros propuesto por EastMed para conectar Israel con Chipre, Grecia e Italia.
Sin embargo, cualquier línea submarina tendría que cruzar aguas de Chipre, que Ankara no reconoce, o de Siria, con la que Ankara no tiene relaciones diplomáticas y ha apoyado a los rebeldes que luchan contra el Gobierno de Damasco.
Esto podría complicar la construcción y la financiación si Turquía tuviera una participación directa en el gasoducto, dijo Gokhan Yardim, un consultor turco de la industria del gas que trabajó en la evaluación del posible gasoducto durante dos décadas.
Dos evaluaciones anteriores se basaron en flujos de gas de 8.000 millones a 10.000 millones de metros cúbicos, y todo lo que sea menos puede ser inviable, dijo Yardim.