Rusia, apoyada por China, Irán y Corea del Norte, sigue siendo una amenaza que Estados Unidos y Europa deben enfrentar con fuerza y determinación. Si no se le pone freno, las acciones malignas de Rusia, incluida su invasión a gran escala de Ucrania, dañarán los intereses políticos, militares y económicos de Estados Unidos en Europa, Oriente Medio y Asia. El presidente Donald Trump tiene la oportunidad de llevar a cabo una campaña de presión más eficaz contra Rusia y buscar el fin de la guerra. De ese modo, frustrará los planes de Rusia y sus aliados y reducirá las posibilidades de una Tercera Guerra Mundial.
Una estrategia ganadora requiere seguridad y la eventual adhesión de Ucrania a la OTAN y a la Unión Europea. Ucrania ha dejado clara su voluntad de sumarse a las negociaciones para poner fin a la guerra, mientras que altos funcionarios del gobierno ruso han rechazado las ofertas de negociar un acuerdo pacífico. Los intereses de Estados Unidos avanzarán si Ucrania sigue siendo libre y soberana y Rusia fracasa en su guerra agresiva y se ve disuadida en el futuro. Las recomendaciones para la próxima administración estadounidense incluyen:
--Un alto el fuego rápido, como ya se ha hecho hasta ahora, puede poner fin a la guerra de alta intensidad, pero debe ir acompañado de medidas para garantizar la seguridad de Ucrania.
El alto el fuego debe ser aplicado por tropas sobre el terreno. Los miembros europeos de la OTAN deberían liderar este esfuerzo, con el apoyo de Estados Unidos.
--Las garantías de defensa serán un requisito previo para un fin duradero de la guerra. La futura adhesión a la OTAN es la mejor manera de asegurar la soberanía y la seguridad de Ucrania.
El ingreso de Ucrania a la OTAN no se negociará con Rusia, sino que debería resolverse entre Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Ucrania.
--La defensa de Ucrania por parte de la OTAN puede construirse sobre la base de sus recursos, espíritu de lucha, tecnología militar de vanguardia y un ejército curtido en la batalla. Este ejército, aunque es el más poderoso de Europa fuera de Rusia, necesitará aún ser reforzado con apoyo externo. Las crecientes capacidades de los ejércitos europeos pueden brindar el respaldo adicional que los ucranianos necesitan para disuadir una guerra futura. Las armas estadounidenses serán esenciales para ello.
--Al igual que en el caso de Alemania Occidental, que se incorporó a la OTAN en 1955, la garantía de defensa de la OTAN se aplicaría únicamente a la parte del territorio ucraniano que se encuentre bajo el control del gobierno ucraniano.
Estados Unidos debería rechazar la exigencia rusa de neutralidad forzada y desarme de facto para Ucrania.
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Estados Unidos y Europa no deberían reconocer las reivindicaciones de Rusia sobre territorio ucraniano y rechazar cualquier cambio de fronteras por la fuerza, como se hace en la Doctrina Stimson de 1932 (Manchuria), la Declaración de Welles de 1940 (Estados bálticos) y la Declaración de Pompeo de 2018 (Crimea).
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Como miembro de la OTAN, Ucrania se comprometería a restablecer su integridad territorial dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente por medios pacíficos y diplomáticos. Antes de su adhesión, los aliados tomarían medidas adicionales para integrar a Ucrania en la Alianza, en particular ofreciendo a Ucrania un asiento permanente en el Consejo del Atlántico Norte y a un general ucraniano un asiento en el Comité Militar.
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Europa debe hacer más por la seguridad de Ucrania y por la suya propia. Estados Unidos y Europa deberían impulsar las actividades conjuntas y las inversiones en sus industrias de defensa.
--Estados Unidos y sus aliados necesitan una nueva política de contención de Rusia, que incluya también mantener el control sobre los activos soberanos rusos inmovilizados y las restricciones a la tecnología, y ser cautelosos a la hora de levantar las sanciones.
No se debe volver a depender de la energía rusa ni de otros recursos. Los aliados deben estar preparados para intensificar la presión económica y hacer que Rusia pague el precio si viola las condiciones del alto el fuego.
Las acciones descritas aquí, que pueden obtener el necesario apoyo público ucraniano, traerán paz a Europa, promoverán la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos y sus aliados, proporcionarán un control a los posibles agresores y restablecerán el liderazgo global estadounidense: una clara estrategia ganadora.
Los siguientes expertos participaron en los debates del Simposio sobre el Futuro de Ucrania de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (Michigan). Su participación contribuyó a la formulación de las recomendaciones anteriores. Ningún participante es responsable de las recomendaciones y su participación no implica necesariamente la aprobación de todas ellas.
Minna Ålander, investigadora del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales
Stephen E. Biegun, ex subsecretario de Estado de EE. UU.
Ian Bond, subdirector del Centro para la Reforma Europea
Sławomir Dębski, profesor de estrategia y relaciones internacionales, Colegio de Europa en Natolin
Daniel Fried, miembro distinguido de la familia Weiser, Atlantic Council; ex secretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos
Alina Frolova, vicepresidenta del Centro de Estrategias de Defensa; ex viceministra de Defensa de Ucrania
François Heisbourg, asesor principal para Europa, Instituto Internacional de Estudios Estratégicos
John E. Herbst, director sénior del Centro Eurasia del Atlantic Council; ex embajador de Estados Unidos en Ucrania
Assia Ivantcheva, ex funcionaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa
Natalie Jaresko, exministra de finanzas de Ucrania; miembro distinguido del Centro Eurasia del Atlantic Council
Dmytro Kuleba, ex ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania
Orysia Lutsevych, directora adjunta del Programa Rusia y Eurasia, directora del foro sobre Ucrania, Chatham House
Vladimir Milov, investigador asociado del Centro Wilfried Martins de Estudios Europeos; ex viceministro de Energía de la Federación Rusa
Hryhoriy Nemyria, primer vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento de Ucrania
Alina Polyakova, presidenta y directora ejecutiva del Centro de Análisis de Políticas Europeas
William B. Taylor, ex embajador de Estados Unidos en Ucrania
Geneviève Zubrzycki, profesora de sociología y directora del Centro Weiser para Rusia y Eurasia de la Universidad de Michigan