Desde noviembre de 2024, Macron ha propuesto a varios líderes europeos enviar fuerzas europeas a Ucrania, sin revelar el momento exacto ni el alcance de esas fuerzas. Zelenskyy hizo referencia a la idea de Macron en su reciente reunión con el líder de la oposición alemana Friedrich Merz y en conversaciones con el primer ministro polaco Donald Tusk. El presidente finlandés Alexander Stubb y el ministro de Asuntos Exteriores holandés Caspar Veldkamp también hicieron referencia pública a la idea, al tiempo que advirtieron contra la adopción de medidas rápidas. Ahora es necesario hacer explícita la propuesta de Macron.
Deben debatirse las cuestiones relativas a la credibilidad estratégica y militar de esa fuerza garante, y la respuesta se encuentra principalmente en la composición de la fuerza.
Una coalición de ese tipo podría adoptar diversas formas e involucrar a varias naciones, empezando por aquellos estados europeos que han firmado los acuerdos bilaterales más vinculantes y completos con Ucrania. En ese sentido, destacan el Reino Unido y Francia, que tienen los ejércitos más experimentados y probablemente sean las únicas naciones con capacidades de mando y control para liderar una operación de ese tipo. Su condición de potencias nucleares independientes añade una dimensión única a su postura estratégica. Si bien sería poco realista reivindicar el dominio de la escalada sobre Rusia, su liderazgo enviaría una fuerte señal que obligaría a Moscú a reconsiderar cualquier acción temeraria.
Polonia, los países nórdicos y los estados bálticos (que han ganado una considerable influencia política en la configuración de la seguridad europea) podrían participar, especialmente porque su contribución colectiva puede aportar una masa significativa a la coalición. En conjunto, las fuerzas aéreas de los cuatro estados nórdicos son al menos tan grandes como la Real Fuerza Aérea del Reino Unido. Dada la rápida expansión de su ejército, especialmente en el ámbito terrestre, Polonia sería una incorporación clave y posiblemente una tercera nación líder junto con el Reino Unido y Francia. Pero Varsovia sigue siendo cautelosa y podría priorizar la defensa territorial por sobre la disuasión avanzada en Ucrania. Aun así, es difícil pensar en un contribuyente más creíble.
Aunque Alemania es el principal apoyo financiero de Ucrania, es difícil que su gobierno adopte medidas audaces antes de las elecciones anticipadas de febrero de 2025. Sin embargo, es esencial que Berlín acepte al menos políticamente un proyecto de este tipo, ofrezca garantías de seguridad a Ucrania y evite otra pelea pública entre Olaf Scholz y Macron por la propuesta, que sólo beneficiaría a Rusia. Junto con sus miembros europeos, la coalición debería incluir a socios como Canadá, que lidera las fuerzas terrestres de la OTAN en Letonia y ocupa el quinto lugar en cuanto a ayuda militar total a Ucrania, según el Instituto de Kiel.
Todo esto sigue siendo incierto, a la espera de la posición de Estados Unidos durante su transición presidencial. No es posible hacer mucho contra la voluntad de Washington, pero sí se puede lograr mucho sin que Estados Unidos cargue con la mayor parte del esfuerzo. Francia entiende que la presencia de tropas sobre el terreno puede ser un impedimento para Estados Unidos, y prefiere garantías bilaterales que mantengan a las tropas estadounidenses fuera de Ucrania físicamente. Si Estados Unidos apoya la propuesta europea de una forma u otra, otras naciones podrían verse alentadas a participar. Más allá de un posible respaldo a las garantías, la coalición necesitará facilitadores críticos estadounidenses en Europa. Estos facilitadores críticos incluyen inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), alerta temprana aerotransportada (AEW), ataques de largo alcance y defensa contra misiles, que no implican ni una garantía de seguridad de la OTAN ni tropas estadounidenses sobre el terreno, pero marcarían una diferencia significativa.