La forma habitual de nuestras amadas consejerías de Sanidad para acabar con las listas de espera es terminar con las listas.
“Las listas están cerradas” es como lo cuentan por aquí.
A mi lo que más me divierte de la Sanidad Pública es que una y otra vez los gestores caen en la misma trampa: creen que bajando o subiendo cantidades en los excels les cuadran los números, sin saber que cada cambio de condiciones tiene una respuesta normalmente el doble de cara o de inefectiva.
Nadie parece dispuesto a aplicar cambios desde abajo, en reunirse de verdad con los que dan el callo. Que vá. Les da alergia. Normalmente porque no tienen ni idea de lo que es trabajar, operar, atender, etc.
Mientras el sistema premie a los amigos, y no castigue a los malos y premie a los buenos, no habrá solución.
Y fiar la gestión a las listas de espera “bruta”, un despropósito.