Iniciado por
Albert Dirac
Como decía el Bardo: "puedo estar encerrado en una cáscara de nuez, y considerarme rey del espacio infinito".
Pues sí, claro.
Pero la realidad es que estás encerrado en una cáscara de nuez.
Igualmente, VOX puede autoconsiderarse lo que le parezca oportuno, pero en este asunto la prueba del algodón es lo que te consideran los demás, especialmente la prensa y el resto de partidos políticos. Y en este terreno, la opinión es muy mayoritaria, tanto en España como en el resto del mundo occidental: VOX es un partido de ultraderecha, o derecha radical, si se prefiere esta denominación.
Obviamente, ni es un partido fascista (que es algo que se llevó la historia por delante), ni lo que se llamaba Tradicionalista en el siglo XIX ("Por Dios, por la Patria y el Rey"), ni siquiera franquista (aunque el franquismo sea parte de su imaginario). Es una realidad actual, del siglo XXI.
Parte de su ideario es claramente anticonstitucional, y otra parte un completo disparate, pero mientras se comprometan a utilizar medios legales para promover esos cambios, y ese ideario, pues tienen el mismo derecho que los independentistas catalanes a aspirar a la independencia de Cataluña. El problema es cuando se utilizan medios ilegales para perseguir esos fines, y, de momento, eso no lo ha hecho VOX.
Por tanto, tienen el mismo derecho a presentarse a las elecciones, y a formar parte de las instituciones, como cualquier otro partido. Cuando decimos que no se puede despreciar sin más a dos millones de personas que votan independentismo, y es cierto, tampoco se puede hacer con dos millones y medio de ciudadanos que votan VOX.
Otra cosa ya son las alianzas y pactos de cada uno. Si el PP y Ciudadanos consideran que aliarse con VOX es la decisión correcta (lo que yo llamo con una pizca de mala leche, el tripartito), pues es legítimo que lo hagan. Igual de legítimo que lo sería para el PSOE buscar apoyos para la investidura del señor Sánchez en Esquerra, o en EH Bildu, si son necesarios. O, por supuesto, si el señor Rivera y los suyos cambian de opinión, y deciden aliarse con el PSOE.
Debemos dejar ya la retórica de enfrentamientos, de líneas rojas, y demás zarandajas, y dedicarnos a solucionar, en lo posible, los problemas de España. Dentro de la legalidad, por supuesto; lo que incluye cambiar esa legalidad si se tiene mayoría para ello, pero dentro de los cauces previstos.