En este asunto de los detenidos por supuestas actividades terroristas, y otros delitos, pronto llegará el momento para que la Audiencia Nacional aporte las pruebas pertinentes, en la forma y tiempos que ordena nuestra legislación. Como en tantos otros casos.
A mi modo de ver, el auténtico problema no son un grupo, más o menos numeroso, de independentistas radicales que puedan haber decidido dar un salto de cortar la AP7, a utilizar explosivos contra infraestructuras y otras instalaciones. Para evitarlo y enfrentarse a ellos, tenemos a la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos,...
El peligro real viene de la reacción de los dirigentes independentistas. En lugar de una respuesta de manual, pidiendo el respeto a la presunción de inocencia de los detenidos, acompañado de una condena a todo acto terrorista, se han dedicado a acusar al Estado de preparar un montaje, pedir la retirada de la Guardia Civil de Cataluña, y con el señor Torra pidiendo a voz en grito la libertad de los miembros de los CDR en prisión... en el propio Parlament de Cataluña.
Estos disparates nos retrotraen en el tiempo a la situación de 2017. Con ECR y JxCat radicalizados, bailando al son que marcan la CUP y los CDR, y abocados a repetir los enfrentamientos ya vividos. Lamentable.