
Iniciado por
Vanlose
Como sucede con todo, dependiendo cuales sean las premisas de partida establecidas, determinarán en gran medida el resultado o las conclusiones. En este caso si partes del hombre como el más probable condicionante del cambio climático todo girará en torno a éste, pero en mi opinión eso es una discusión más política que científica o técnica, salvo que contemples al propio ser humano como generador nato de CO2, que si mal no recuerdo por convenio se estima que exhala tanto CO2 por día al equivalente de un auto en un recorrido de 1 a 2 kilómetros.
Yo entiendo que el parámetro clave que determina el eje de la discusión científica actual es el maligno CO2, sobre el que se establece un vínculo directo con el incremento de la temperatura terrestre como principal motor del cambio. Esto por si solo ya suscita una gran controversia ya que nadie ha podido demostrar tal cosa y como mínimo desafía lo que nos dice la historia del clima terrestre. La derivada de tal argumento es que el responsable de este incremento es el ser humano por sus actividades de la era industrial, en la que por entendernos lo que ha hecho es extraer el CO2 de la tierra que contienen los combustibles fósiles y enviarlos de vuelta a la atmósfera. Ahora bien, por entender la magnitud de estás actuaciones es necesario poner en contexto la magnitud de estas cifras, dado que el propio CO2 es una cantidad ínfima de los gases atmosféricos y la aportación achacable a la actividad humana una pequeña parte, si mal no recuerdo del orden del 0,008% del total de la atmósfera. Los principales emisores son el mar que representa sobre el 95%. No digo que no sean determinantes estas cifras por su escaso valor en el total, sino que hay que tener en cuenta su valor. Dejando de lado otros debates científicos e investigaciones asociados sobre cuales son los sumideros naturales de CO2 que todavía se están determinando, así como la tasa de saturación de esta capa, es decir, a partir de qué nivel ya no aumenta el efecto invernadero. Yo no he podido recabar esta información pero estoy seguro de haber escuchado o leído en algún sitio que nos encontrábamos muy cerca del nivel de saturación (97%). También sabemos que el CO2 ha presentado en la historia un rango dinámico entre 180 a 7000 PPM.
Y aquí entramos en otra de las principales controversias del tema, la relación entre la temperatura del planeta y el nivel de CO2 en la que se nos presenta una disyuntiva, las medidas paleo climáticas históricas del planeta frente a las que se basan en los últimos cien años con instrumentos de medida de diverso tipo. Ambas nos llevan a diferentes conclusiones, las paleo climáticas a que la única relación que muestran se manifiesta tras cientos de años de la variación del clima (es decir, que el CO2 no tiene influencia directa en la temperatura sino al contrario) y las contemporáneas en las que el CO2 determina prácticamente en tiempo real a la temperatura. Como ambas no pueden ser comparadas porque las medidas paleo climáticas no disponen de esa resolución de corto plazo en años, existen dos diferentes fuentes de interrelación entre parámetros climáticos.
Si yo tuviera la navaja de Ockham en mis manos, antes de apuñalar a nadie me preguntaría a quién darle más crédito, si a los registros disponibles en miles de millones de años o a los de los últimos 100 años para determinar la interrelación entre estos dos parámetros. Sería sorprendente descubrir que la participación del hombre tenga tal poder en el devenir del planeta que es capaz hasta de influir en como se comportan los elementos que determinan el clima.
La vertiente política de todo esto que parece ineludible por la enorme trascendencia que tiene en la sociedad, los medios públicos y las políticas económicas del mundo. Puede ser representado como el reflejo de unas ideas con bases científicas sometidas a una casa de los espejos deformantes. Lo que puede estar inspirado en la ciencia se presenta al público como un episodio del tren de la bruja, imágenes grotescas, aterradoras y amenazantes pero – para que negarlo – con un punto Halloween que tiene su gracia.
Lo que es innegable es que el IPCC se ha convertido en un organismo de parte con un poder y una influencia tremenda, y con unas prácticas de presentación de datos muy imaginativa, en la que los gráficos tuneados y sus escalas de temporada causan a veces un poco de sonrojo. Es cierto que también hay otros organizaciones en el otro extremo (como podría ser el Cato Institute) que también saben jugar, pero hoy en día hay que reconocer que todos juegan en ligas inferiores en este tema contra el IPCC. Los políticos también lloran, se retuercen y se estremecen relatando las penurias que nos acechan al doblar la esquina y yo me pellizco cuando los escucho sobre los problemas acuciantes que tenemos. Todos somos testigos de como los subsaharianos, africanos y sirios se lanzan al mar por efecto del cambio climático arriesgando sus vidas, o como una hilera interminable de latinoamericanos invaden las fronteras mexicanas y norteamericanas porque no tienen paneles solares o sus viviendas se encuentran anegadas por las aguas.
Hace poco leía un artículo de un investigador de biología que hablaba como este tema estaba distorsionando hasta los proyectos más dispares entre sí. Este científico tenía que hacer un estudio sobre una especia (creo que eran cangrejos) y para conseguir financiación tuvo que introducir el cambio climático como argumento. Y añado más, si le hubiera añadido una perspectiva de género al cangrejo se forra. En fin…
Para mi lo más intrigante de todo es que plantean una solución que no es técnicamente viable como el de las energías renovables para acabar con las emisiones y todo esto me tiene ciertamente desconcertado. Quizás es una especie de representación para parecer que hacen algo. Desde luego que yo no me encuentro entre los entusiastas del "Hay que hacer algo YA!!!!". Correr mucho para llegar a ninguna parte no parece la mejor estrategia, así que mejor gastado el dinero estaría en seguir investigando que en meterse en inversiones de más que dudosos resultados.
Saludos