El Rey era también consciente de lo que significaban estos resultados, y que si pretendía seguir en el trono, sólo le quedaba nombrar a otro militar, y arriesgar una guerra civil que asolara España. Así estaban las cosas.
Por otra parte, la opción de abdicar y que continuara la Monarquía con otro titular, e inaugurar una nueva etapa política, era complicada, debido a que los dos hijos mayores del Rey, por distintas razones, no se consideraban aptos para el trono, y el tercer hijo, Juan de Borbón, apenas tenía 18 años y no fue nombrado sucesor hasta 1933.
Alfonso XIII fue un mal Rey. Pero en 1931, hizo lo que debía, dar un paso al lado, y retirarse.