Hola amigos,

Con motivo de cumplirse el 27 de enero los 250 años del nacimiento de Mozart, hemos abierto un par de hilos en la sala de música.

También me gustaría que nos acordásemos de Mozart en la sala de cine, comentando al menos una película que todos conoceréis: Amadeus, de Milos Forman. Transcribo por tanto el comentario sobre esta peli que hace algún tiempo publiqué en la sala de música.

Hola amigos,

Aun a riesgo de incurrir en redundancia, me voy a permitir copiar aquí el post que publiqué en su día en el hilo de críticas y recomendaciones de discos sobre la película Amadeus, pues me parece que es muy oportuno en relación con nuestro año Mozart.

Director: Milos Forman
Fomato: DVD
Interpretes principales: Tom Hulce, F.Murray Abraham
Sonido: Dolby Digital 5.1 y 2.0 (sólo en castellano)
Versión: montaje del director (2 DVDs)



Considero esta película una obra maestra desde todo punto de vista: guión, interpretaciones, dirección, ...
En otro foro alguien me comentó que de esta peli sólo le gustaba la música, que el retrato que hace de Mozart es caricaturesco y discutible biográficamente. Yo os digo que esto no es verdad, y aunque lo fuera es irrelevante desde el punto de vista de uno de los dos mensajes trascendentales que encierra esta película: la chispa genial nada tiene que ver con las virtudes morales del que la posee ni tampoco premia el trabajo metódico y el empeño.

En Salzburgo, en la segunda mitad del siglo XVIII el espíritu santo de la música encarnó en un jovenzuelo corriente en todos los demás aspectos, bastante inculto y casi obsceno, para desesperación de Salieri, que encarna el compositor entregado, pero mediocre. Y he aquí el otro mensaje de la película: el enfrentamiento entre genio y mediocridad. Al punto al que quiero llegar es que si para transmitir este mensaje había que inventarse un Mozart distinto del histórico esa hubiese sido una licencia perfectamente legítima desde el punto de vista cinematográfico; pero es que yo os aseguro que quien lea las cartas de Mozart y aparque cualquier traza de ñoñería para conocer al Mozart histórico se encontrará algo muy parecido al personaje de ficción que intrepreta estupendamente Tom Hulce.

Toda la acción de la película e incluso la música transcurren para sostener ese mensaje. El guión se permite algunas licencias a la verdad histórica, como por ejemplo cuando Salieri encarga secretamente la composición del Requiem (en realida fue un tal Conde Walsegg) para precipitar la muerte de su rival o que acudiera junto a su lecho de enfermo para escribir la música que Mozart le dictaba. Pero insisto, todo esto lejos de restarle valor a la película son recursos a la ficción que sirven al objeto del mensaje.

Por contraste, la recreación del ambiente y de la época es muy rigurosa. Así, al principio de la película Mozart niño no toca un piano como tan a menudo se piensa, sino un clave: el piano o pianoforte no fue un instrumento que Mozart conociera hasta cumplir los veintitantos. Todas las escenas fueron rodadas en Praga, que bendita sea la ineptitud comunista, en el momento de rodar la peli se conservaba casi como en tiempos de Mozart, lo cual permitió al director hacer tomas de 180º sin tener que evitar vallas y anuncios publicitarios indeseables. Pero sobre todo me encantan las escenas en que Mozart dirige sus propias óperas en esa joya que es el Teatro de los Estados de Praga, donde se estrenó D.Giovanni el 27 de octubre de 1787.

Musicalmente la peli descansa en la utilización recurrente del sombrio primer movimiento -Allegro con brio- de la sinfonía nº 25 del compositor - que escucho mientras os escribo esta crónica-, lo cual es un recurso muy bien pensado pues está escrita en la tonalidad sol menor con toda su carga de malos presagios. Una de mis escenas favoritas de esta peli es la representación del rapto en el Serrallo -la ópera en aleman que el Emperador encarga al joven compositor- con la fabulosa aria de Constanze "Martern aller Arten", 10 minutos de fuegos artificiales vocales con subidas y bajadas de escala para impresionar al personal; y el coro de jenizaros "Singt dem grossen Bassa lieder" (dos piezas que por necesidades de la dirección filmica se invierten en la peli con respecto a la ópera original). Todo esto dirigido musicalmente por un director de renombre: Sir Neville Marriner.

Bueno, no me alargo más, solo destacar la escena final de la ópera las Bodas de Figaro (justo antes del bostezo del emperador, que asistía al estreno), con el mensaje fundamental mozartiano: EL PERDÓN; me pone la piel de gallina.

Es una pelicula extraordinaria en sí misma, pero también la mejor introducción posible a la música del "genio que Dios quiso un día que naciera en Salzburgo" (Leopold Mozart dixit).

Saludos a todos