Por abrir el fuego, una de uno de mis directores favoritos, Carl Theodor Dreyer. En este caso el último film que realizó en el año 64, “Gertrud”, en lo que fue su obra póstuma. Tal como lo veo Dreyer es como tener a Jehová en la silla del director, alguien que es capaz de hacerte testigo y partícipe de algo sagrado, íntimo y secreto lleno de sentido y emoción con una perfección formal casi sobrenatural. Una fotografía en un blanco y negro pincelado, no puedo recordar una película con tal luminosidad y blancura como esta, ya sea en color o en bicolor. La historia esta basada en un clásico de la literatura sueca contemporánea, donde se narra la historia de Gertrud y su búsqueda radical del amor, de forma incondicional y sin compromisos. Esa búsqueda se muestra en sus relaciones con cuatros hombres de distintas características (incluyendo su marido real) deja un mensaje de la imposibilidad de alcanzarlo en su máxima expresión cuando no puedes transigir con las pequeñas ambiciones y servidumbres de la vida.
La actuación de Nina Pens Rode es de una tremenda calidad y profundidad, su representación de su ebullición interna manifestada mediante ese estoicismo emocional nórdico es de lo más personales que nunca se hayan filmado.
Como en todas las películas de Dreyer en un marco sereno, con una caligrafía limpia y de una belleza cinemática extraterrenal existe una radicalidad soterrada abisal. Así es el cine de Dreyer, una ola arrolladora con forma de manantial.
Aunque lo que se oye es preferentemente Schumann, la sensación que a mi me queda es la de una transcripción de las últimas cuatro canciones de Strauss.
Saludos