La he visto hoy con el peque, preciosa, dulce, emocionante, enorme homenaje a ese genio del cine que fue Georges Méliès (Ben Kingsley).
Scorsese nos lleva con este relato a ver a través de los ojos de un niño (papelón de Asa Butterfield) las historias que ocurren dentro de una estación de tren y sin que nos demos cuenta estamos descubriendo los inicios del cine. El 3D cobra sentido, no tiene como fin atraer al público con escenas efectistas, es un medio de conseguir sensaciones (el vértigo de las escaleras o el primer plano de Méliès al final).