Crímenes del Futuro, la película de David Cronenberg de este mismo año. No sé si recomendarla o evitarla, puro hardcore mental.

No creo que nadie pueda ir mucho más allá de esto, es sorprendente que alguien pueda concebir una historia de este calibre (a excepción de Cronenberg y J.G. Ballard) y de difícil encaje y clasificación en un género específico. Tiene elementos de ciencia ficción (sociológica), sexualidad, cine negro y algo que podría llamarse como gore psicológico. Mucho más dura y obscena psíquica que visualmente aunque tan chocante en uno como en otro aspecto. Si os gusta el cine de Cronenberg puede ser definida como un vademécum de las obsesiones que anidan en varias de sus obras. Si yo tuviera que definirla con una sola frase diría que es el paroxismo de la sicalipsis biológica-orgánica.

El argumento es imposible de sintetizar en breves líneas y es de estructura arbórea donde la ramificación es tan amplia que cualquier cosa que intentes está condenada al fracaso o a la incomprensión, pero por intentarlo que no quede . Una pareja de artistas de la performance corporal orgánica, Saul Tenser (Viggo Mortesen) y Caprice (maravillosa Léa Seydoux) realizan espectáculos en directo, presas de un síndrome de carácter evolutivo donde se extirpan abscesos tumorales de Saúl ante audiencias extasiadas. Un departamento gubernamental de registro de órganos y una oficina de seguridad especializada en nuevos vicios trabaja con Tenser como infiltrado en unas nuevas células de grupos evolutivos de tipo radical que ingieren plásticos y tienen aspiraciones revolucionarias. Y no sigo porque es algo agotador...

La película es muy extraña en la estructura narrativa, como si estuviera deshuesada pero de alguno rara manera no se desploma, mantiene una trama en progreso aunque resulta complicado decir de forma clara en que dirección. Las actuaciones son muy interesantes, la mejor Kristen Stewart que he visto como Timlin, una investigadora de la oficina de registro de órganos que se queda prendada de la performance y lubrica de forma descontrolada ante el espectáculo de Tenser. Viggo Mortensen vestido de monje paliducho y enfermizo envuelto en un patetismo existencial cuasi vegetativo...

Puede ser algo repulsivo para mucha gente, pero de una forma tan sofisticada y estilizada que te deja en un territorio incierto como espectador. En fin, Cronenberg en su máxima expresión y quizás su testamento cinematográfico por su avanzada edad.



Una película muy plástica, en su acepción más orgánica y menos estética posible. Ofrece una nueva visión - y nada halagüeña - sobre el tópico de que la belleza reside en el interior de las personas.

Saludos