Esta película me pareció, simplemente, deliciosa.
La cotidianidad del personaje, las costumbres tan arraigadas y muy japonesas como el uso de baños públicos (onsens), donde muchas casas no tienen duchas o baños, aunque sí retretes y lavabos y utilizan los baños públicos para el aseo privado, la humildad asumida por el personaje, la costumbre de comer en restaurantes que son la mínima expresión y que para nada es algo excepcional en ese país, etc. lo veo como un fiel reflejo de lo que es una clase media, media-baja en Japón.
Y su pasión por la música, como bien dices, y musicote del bueno, desde luego es un plus.
Es una película costumbrista muy recomendable en mi opinión.