La película funciona mejor como una parodia que como una película que se toma demasiado en serio, te ríes y pasas un buen momento pero en ningún caso perdurará en la memoria de la gente como el clásico de Judy Garland. Oz es llevado junto a la otra de las hermanas brujas para encomendarle la misión de acabar con la tercera hermana y proclamarse rey y quedarse con una gran fortuna de oro. Es cobarde, pero también codicioso, así que acepta la misión. Los dos compañeros que tendrá de viaje son un mono volador que se supone que es el que aporta la comicidad aunque es más pesado que el burro de Shreck y luego una tierna muñeca de porcelana que despierta su lado más protector.
El descaro y la socarronería de los que hace gala James Franco como el codicioso, mujeriego y timador mago de Oz, se agradecen dentro de una trama tan aburrida como es la de Oz, un mundo de fantasía, pero también se excede con momentos sensibleros, con unos diálogos tan ñoños que provocan la risa involuntaria cuando lo que se pretende es justamente lo contrario.
En cuanto al resto del reparto protagonista, las tres brujas interpretadas por Michelle Williams, Mila Kunis y Rachel Weisz, es esta última la única mínimamente creíble en su papel, bastante desaprovechado por cierto. Las interpretaciones de Williams y Kunis no consiguen enternecer en ningún momento, y ni siquiera con el cambio producido por el personaje de Mila Kunis hace que su expresión cambie. Curiosamente el personaje que más momentos gloriosos nos regala, es la muñeca de porcelana que acompaña a Franco por el camino de baldosas amarillas.
El 3D es bastante bueno, y la recreación de Oz es espectacular, en muchos momentos muy buena, pero todo queda en un artificio vacío que se salva en parte por un mago de Oz divertido y socarrón (tampoco esperaba otra cosa viniendo de Sam Raimi, director sobrevalorado en mi opinión). Entretenida y poco más.