Fantástico el artículo de cinéfilo. Así a primera vista te sonríes pero reflexionando un poco resulta absolutamente patético por no decir demoledor respecto a la nula educación reinante en general que se trasmite en particular a los cines.
A mi cada vez me cuesta más ir al cine y una de las causas principales es la mala leche que se te pone nada más que percibes la cantidad de memos y memas por metro cuadrado del entorno.
Por mucho que les moleste a algunos me parece impresentable comer y beber y más como comen y beben algunos. Me da igual que sean palomitas como hace poco un par de gordos enormes poniéndose ciegos de no se que guarradas con salsas incluidas, es decir comer, sorber y encima los olores.
Tal vez yo tenga muy mala suerte o atraiga a todo este catálogo de impresentibles cada vez que entro en una sala. Ultima experiencia, viendo "Up".
Al lado me tocan papá y niña (de unos 11 o 12 años) ... no sabría decir cual era más tonto de los dos. La niña o el papá, la niña no callaba preguntanto todo porque no entendía nada, el papá la recriminaba voz en grito. Pero cuando la niña callaba (en raros momentos) el papá gritaba y aplaudía como un poseso cada vez que una escena le gustaba.
Fila justo de atrás, un grupo no de adolescentes (bueno su mentalidad de primaria) pasaban todos de los 30 (ellos y ellas). La cosa prometía cuando muy garciosos ellos y a todo pulmon coreaban la canción del anuncio de Ikea. Durante los trailers memeces y más memeces. Pero la cosa llegó a su máxima expresión al principio de la peli cuando el chaval conoce a la niña y esta le dice "te voy a enseñar una cosa que nunca le he enseñado a nadie" ... pues una de las memas de atrás dice ... "el chichi" (con gran alborozo de sus memos acompañantes) ... pues no, no pude contenerme ... y la contesté ... "porque no te metes el la lengua en el idem de una puñetera vez, que eres tonta tía" ... silencio sepulcral.
Saludos.