Iniciado por
Vanlose
En uno de esos canales de movistar que son un poco cajón de sastre (mis favoritos ¡!!) en que lo mismo te encuentras incunables como “La espada salvaje de Krotar” o una de esos miles de films que emplean el término “fatal” en el título me encontré una auténtica maravilla de esas que te alegran el mes, la película “Seconds” (aquí llamada “Plan Diabólico”).
Un film de John Frankenheimer, uno de los grandísimos directores norteamericanos que comenzó su singladura en los 60´s. Autor de una cadena prodigiosa de películas en esa década como Su Propio Infierno, El Hombre de Alcatraz, El Mensajero del Miedo, Siete Días de Mayo, Plan Diabólico, Grand Prix… uno de los más grandes y sobre todo innovadores ejemplos de directores. Esta película en particular es una de las más destacadas y extraordinarias muestras de su talento por originalidad, calidad y radicalidad expresiva.
Es interesante comentar que este film del año 66 fue un fracaso absoluto que estuvo a punto de hundir la carrera del director. Después de una cadena de exitosos films tanto de crítica como de público como El Hombre de Alcatraz, El Mensajero del Miedo, Siete Días de Mayo y El Tren, estrenó este misil imposible de digerir por nadie en su momento aunque ahora se le rinda homenaje como un oscuro e incomprendido film de culto. Incluso hoy en día es una obra incómoda de ver, no en la medida de que sus imágenes aspiren a una noción de gore o impacto visual basado en elementos efectistas, es algo más subterráneo sobre la disconformidad de la propia existencia, la postergación ante unos objetivos vitales insatisfactorios y la negación del propio yo. En mi parecer es una de las mayores obras sobre la alienación del ser humano.
El argumento, basado en un libro que no conozco de un autor llamado David Ely pero que ya he localizado, trata sobre un ejecutivo maduro de éxito que siente un vacío existencial creciente y obsesivo que es contactado de forma misteriosa por una organización/empresa llamada “La Compañía”. Esta organización le propone la oportunidad de vivir una nueva vida mediante un proceso de “renacimiento” o de “segundo” (de ahí el título original de Seconds). Esto se consigue mediante la adopción de una nueva identidad que ha sido cuidadosamente seleccionada entre una persona fallecida en la que tras someterse a operaciones de cirugía estética y corporal extensiva se transfigura y queda totalmente irreconocible para sus conocidos. Además le ofrecen un nuevo modo de vida que no tiene ningún contacto con su vida anterior. En esta nueva vida y con una nueva personalidad puede dar rienda suelta a sus deseos íntimos y superar todas las insatisfacciones y expectativas vitales. Las cosas, no obstante, no salen de la forma en que se pensaba.
Lo excepcional de film es la narración cinematográfica, la fotografía, el montaje, las interpretaciones, el extraordinario guion y la dirección artística incluyendo los decorados y los efectos que no se si llamarlos especiales. La película rememora a Kafka tanto en el tono como en la descripción de los personajes y diálogos (cada frase es una joya) aunque tiene algo más que se me escapa, uno puede encontrar claras referencias a el Agrimensor K de El Castillo o el Joseph K del Proceso, incluso de algunos de sus relatos cortos como Poseidón hacía cálculos. También tiene algo de un relato de Thomas Mann del que no recuerdo el nombre. No es difícil encontrar ecos e influencias de esta obra en otros como The Game, Abre los ojos, la serie original británica El Prisionero y otras más que no consigo recordar. La película recuerda en su estructura dual a Vértigo, donde parece que una película contiene otra (Antes y después de la metamorfosis del protaginista).
Técnicamente es un verdadero prodigio, rodada en un blanco y negro cristalino y de alto contraste que impresiona por su definición. Lentes distorsionantes y ojos de pez se emplean con tal sabiduría que son parte de la propia narración para crear ese ambiente de desconcierto y desorientación de los protagonistas. Fue tan avanzada la filmación que inventó una técnica de cámara claro precedente de las steadycams que tardarían varios años en llegar. Los efectos surrealistas son magistrales y los créditos diseñados por Saul Bass no desmerecen. Yo tampoco pienso que es muy desacertado encontrar un tipo de homenaje al Frankestein de Whale en las secuelas de la operación.
Los actores son de primer orden, el personaje principal está interpretado por el gran John Randolph (como el ejecutivo Arthur Hamilton) esta magistral. Este pobre actor que tuvo la mala fortuna de ser víctima de la lista negra por sus simpatías con las ideas izquierdistas y que le excluyo de ser contratado en Hollywood. Creo que Frankenheimer fue el primero que le rescato del forzado ostracismo.
Su “Segundo” fue Robert Hudson en un papel sorpresivo para su carrera. Sencillamente está despampanante, si no le has visto en esta película no puedes juzgarles con justicia, lástima que debido al fracaso que supuso la película volvió rápidamente a otras zonas más confortables a la vez que convencionales. Increíble lo que hace, una actuación en la que hace de un hombre que está dentro de otro hombre. Por cierto su papel como renacido es bautizado como Antiochus Tony Wilson, cosa que me pareció muy curiosa porque yo tenía un tío que se llamaba Antioco, nombre de resonancias míticas.
Todos (todos ¡!!) los secundarios están fenomenales en cada uno de sus papeles.
La música corresponde a un primerizo Jerry Goldsmith y con decir que no desmerece del film no es necesario decir nada más.
Lo que yo considero una obra maestra de un género que no tengo muy claro cual es todavía, sin claros antecedentes y sin claros consecuentes.
Saludos