The Wrestler

Si ayer alguien me hubiera dicho que Mickey Rourke sería capaz de emocionarme con su trabajo como actor, me habría reído en su cara y habría hecho toda clase de comentarios jocosos/irónicos al respecto.
Si me hubieran dicho que me sorprendería a mí mismo con una sonrisa en los labios, o que sentiría el calorcito especial del espectador agradecido por la obra honesta que le han presentado o que una lágrima furtiva asomaría por mis ojos al ver una interpretación suya, con esa cara de bistec de ternera que se le ha puesto con el paso de los años, me habría apostado un tatuaje en el culo a que eso es, simplemente, inconcedible.

Pero eso era ayer.

Porque hoy he visto "The Wrestler", la última película del director Darren Aronofsky que ha recibido toda clase de elogios y honores en festival de Toronto, y por esto, Rourke acaba de ganar de forma inmediata e irrevocable toda mi admiración y respeto por su increíble interpretación en esta película, sin duda el papel de su vida y un personaje que ha nacido para encarnar.

Una historia pequeña, honesta, triste y emotiva sobre perdedores, sobre la dignidad, sobre lo dura y triste que puede llegar a ser la vida a través de los ojos de una estrella del Wrestling de los 80, que vive sus horas más bajas tras dedicar 30 años a uno de los espectáculos más absurdos del entretenimiento americano.

Con un tono mínimalista que gracias a Dios se aleja de los caprichos delirantes de su anterior film ("La Fuente"), Aronofsky nos regala un trabajo impresionante que aconsejo vivamente para desintoxicarse de tanta exceso cinematográfico como consumimos con normalidad, y más en estas fechas navideñas.
Menos es más.
Si se estrena en nuestro país (o aunque no se estrene) os invito a que acompañeis a Randy "The Ram" Robinson en su último vuelo sobre las cuerdas del ring, una película sencilla, crepuscular y triste, pero condenadamente buena.

Saludos