Pues una vez vista, vaya por delante que no me considero para nada fan de Oliver Stone (más bien todo lo contrario) y sus películas tienen un regusto que no me acaba de convencer, salvo contadas excepciones entre las que incluyo aquella Wall Street ochentera.
Así que estaba un poco dividido a la hora de ver esta película pero dado que la oferta de la cartelera es bastante ridícula (sobre todo en los cines "de provincias" que me toca sufrir) no había muchas alternativas.
La película tiene un excelente arranque con la salida de Gekko de la carcel. Continúa con una buena presentación de la pareja que soporta el protagonismo de la cinta (el protagonismo físico, que la sombra de Gekko es muuuuy alargada) aunque ya aparecen algunas inconsistencias en la base de esa relación que dan un poco que pensar. La situación y el entorno de la trama también están muy bien planteadas, y es aquí donde Stone llega a brillar en una dirección y montaje a su medida con esas infografías, pantallas divididas y protagonismo omnipresente de la city neoyorkina.
Pero la cosa empieza a torcerse en el último tramo de película cuando ya no quedan giros argumetales en la manga y va siendo hora de cerrar las tramas, así hasta llegar a un final bastante ridículo y que no termina de encajar con las dos horas anteriores que hemos estado en la butaca. Dichosa manía del happy-end y que me sorprende que Mr. Stone haya tragado, así por las buenas.
Conclusión: regusto agridulce, creo que si me hubiera levantado cinco minutos antes mis sensaciones hubieran sido mucho mejores.
Saluditos.