¿Verdad que sí, stersa? Yo les disfruté doblemente, ya que estuve en una estancia pequeña, con menos de 500 personas y les tenía a tres metros contados de distancia. Una vez que terminó el concierto, pude charlar con ellos un rato. No van para nada de divos. Una gloria divina para el cuerpo y la mente que, como bien dices, es imposible que dejen indiferente. Música en estado puro.