Normalmente, el precio de estampación se fija por el volumen anual previsto de copias y éste se amarra por contrato, incluyendo el rappel . Se suele incluso fijar una especie de forfait en el que va el mismo precio para un DVD-5 que para un DVD-9 . La estampadora busca fidelizarse así al cliente (que no siempre es el periódico), pues a ella lo que le interesa es el número de unidades a estampar por contrato .

Luego entran en juego los derechos al propietario, el margen a los quioscos y, lo peor, las devoluciones del quiosco de lo no vendido, que a veces pueden llegar a ser de un 50 % de la tirada y debe de pactarse eso y los mínimos garantizados para hacer o no la operación. Además, para el disco que se vende a quioscos, la gran distribución exige el mismo precio de cesión, por lo que el distribuidor les debe de abonar el importe de lo que ya hayan vendido a éstas y tengan en stock . Por eso, una película que sale en el quiosco podemos encontrarla en el Corte Inglés al mismo precio, salvo que el periódico ponga de su bolsillo (margen) la diferencia que muchas veces lo hacen con los primeros números (la famosa oferta de lanzamiento) .

Muy poco documentado está ese artículo .