
Iniciado por
perromedio
Hola a todos.
Bueno, pues con el beneplácito del compañero, y siempre desde el más absoluto de los respetos, me dispongo a dar mi opinión exclusivamente de la sala de audio dedicada. De la casa sólo decir que para mí la quisiera, enhorabuena.
Bien, vamos al tema. Partiendo de la base de que nadie está en posesión de la vardad absoluta (bueno, mi mujer sí, pero ese es otro tema) los que os vengo a contar no es nada más que mi opinión personal basada en algunos conocimientos sobre el tema, unos cuantos anhelos y por supuesto envidia, muuuuucha envidia.
El concepto de sala dedicada creo que va más allá de un mero lugar donde colocar un equipo audiovisual de más o menos calidad. Para la mayoría de nosotros, por desgracia, tenemos que colocar nuestros equipos en donde podemos y sobre todo donde nos dejan, y en la mayoría de los casos partimos de unos recintos que son cualquier cosa menos los más adecuados par la escucha musical de alto nivel: Sin aislamiento, pequeños y mayoritariamente compartidos con el resto de habitantes de nuestro hogar. Dicho esto, no puedo entender como partiendo de cero, como es tu caso, no se hacen las cosas bien desde el principio. Quizá pueda entender que no sea tu prioridad absoluta a la hora de diseñar el espacio de audio y video, pero eso no quita que se puedan hacer las cosas bien desde el principio , como ya he dicho antes. En las fotos de tu sala veo errores de concepto que ya no son subsanables sin liar la de Dios es Cristo. Así los más gordos son: El uso de trasdosados (tabiques de cartón yeso, que por muy bien aislados que estén son una castaña) y el paso de instalaciones por el techo de la sala, que amén de ser puentes sonoros, te obligan a poner falsos techos (adivina de qué). El Pladur funciona de cojones como una membrana, con lo que, sí o sí, vas a tener unas resonancias acojonantes, aparte de que te van a oir en toda la casa. Lo que yo hubiera hecho es un recinto estanco con paredes de hormigón en masa de 30cm de espesor, y una losa de hormigón armado en el techo de la sala de otros tantos centímetros de espesor (no un forjado unidireccional con bovedillas huecas, aunque la ductilidad de la estructura se fuera al carajo) y ni una sola instalación que pasara por el interior. Partiendo de esto y posteriormente, se acondiciona acústicamente (con la rigidez de los elementos constructivos ya tienes aislamiento para que no te oigan y no oigas) y ya rematas la jugada con dos puertas acústicas, una al interior y otra al exterior. Eso es una sala dedicada. La butacas, las maquinitas de palomitas y los cartelitos de Dolby Surround y Digital, ya vendrán después, pero que no te van a hacer falta cuando escuches al audio de una película o tu música favorita porque se te van a saltar las lágrimas de gusto. Ten en cuenta que lo que te cuento se hace una sola vez, ocasión de oro que has tenido, y es para toda la vida, aunque la sala sea el componente más caro de un sistema de audio y video, la inversión merece la pena. No olvidemos la superfice, mínimo unos 25 m² y dimensiones con proporción de 1.61 (el famoso Número Áureo), o sea de 4.00 de ancho x 6.50 de largo. De todas formas, es una opinión personal y lo que yo hubiera hecho partiendo de donde partes tú.
En cualquier caso te deseo que disfrutéis de la sala (y del resto de la casa, claro), sea como sea y tenga lo que tenga en su interior. Y por supuesto sigue compartiendo con nosotros el desarrollo de su construcción para que sigamos babeando, faltaría más.
Un abrazo de un envidioso con envidia.