La sensibilidad es una característica de los altavoces, indican su rendimiento electromecánico, en cristiano: la intensidad de sonido que dan.

Se ha estandarizado su medición: aplican un vatio de potencia y miden los decibelios a un metro de distancia del eje frontal del altavoz.

Si tienes encuenta que cada 3 dB, en las frecuencias centrales del rango acústico, supone duplicar la intensidad del sonido, no es lo mismo un altavoz de 86 dB/w/m de sensibilidad que uno de 89. Lo que eso implica para el AVR es que tendrá que dar el doble de vatios al de 86 dB para que se oiga como el de 89 db.

Pero la realidad de uso cotidiano enseña que hacen falta muy pocos vatios para tener un nivel de escucha adecuado, estando esto relacionado con el número de altavoces activos, con la distancia de escucha y con el nivel de ruido, principalmente.

Para no liarte, con los vatios del Yamaha y las distancia a la que vas a oir el equipo tendrás suficiente aunque la sensibilidad de los altavoces sea baja.