0.2. Método de ajuste de la ecualización en DRCoP.
Con todos los parámetros del interfaz de generación de filtros mediante DRC a
disposición del usuario, ¿por donde empezar para alcanzar una buena ecualización
acústica? Es imprescindible algún tipo de sistemática para poder llegar a un buen ajuste.
La estrategía que se va a describir a continuación está basada en lo recogido en la propia
documentación de DRC (
DRC: Digital Room Correction).
Como ya se ha mencionado, DRC crea un filtro ecualizador a partir de unos supuestos
de partida que tienen relación con aspectos acústicos que se presentarán en mayor o
menor medida dependiendo de la sala concreta donde estamos trabajando. No hay una
configuración única válida en general, sino que ciertos ajustes irán mejor en ciertas
condiciones y ciertos otros en otras. La cantidad de factores que intervienen es tan
alta que no es posible hacer un resumen donde se recojan las características acústicas
del recinto y en función de ellas se identifique la configuración óptima de DRC. El
método se tiene que basar en una escucha atenta del sistema, conmutando filtros, y una
valoración tras esta escucha de los resultados obtenidos, identificando puntos fuertes y
débiles.
En primer lugar, hay que saber que las configuraciones base de DRC (erb, extreme,
insane, minimal, normal, optimized, soft y strong) presentan un valor de Reverberant
Soundfield Weight Factor (RSWF) alto, tendente a la sobreecualizacíon. La idea es no
detenerse en uno de los ajustes base, que no es probable que respondan a los entornos
acústicos más comunes, si no emplearlo de punto de partida. ¿Cómo elegir el punto de
partida adecuado? El paso seguro es hacer un filtro con cada configuración base de
partida y probarlas por conmutación. Si no se desea pasar por tantos filtros, las opciones
más interesantes probablemente sean minimal, optimized y strong. De ellas se escogería
aquella que sobreecualice un poco más de lo necesario, matiz que es de dificil
explicación, puesto que se basa en la apreciación a oido de cada uno. Para distinguir lo
que supone sobreecualizar un sistema el filtro insane, que precisamente tiende al
máximo de efecto en ese aspecto, nos ayudará.
Una vez elegida una base, pasaremos a ir disminuyendo el factor RSWF, en
decrementos de entre el 5% y el 10%. Comprobaremos que la sobreecualización tiende
a disminuir. Hay que pararse en un RSWF en el que el grave siga sin resonar en exceso
(valoración que ha de hacerse de modo subjetivo). Ese será el valor que mejor le vaya a
nuestra sala de escucha.
Llegados a este punto quizás comprobemos que al sonido le falta contenido en graves.
Para solucionarlo disponemos del control Bass Equalization Extension (BEE). Lo
iremos disminuyendo, en factores de entre el 25% y el 50% menos, hasta que el grave
quede bien asentado, notandose pero sin resonar. Aunque una vez más, esto ha de
hacerse por valoración subjetiva, llegando a influir el propio gusto del usuario en tanto
en cuanto le guste un grave más o menos resonante o fuerte.
Una vez aquí solo queda probar si el último parámetro, Acoustic Cancellation Control
(ACC), tiene algún efecto significativo variándolo de 5 en 5 dB, por ejemplo. Y
quedarnos con el punto que mejor resulte, si es que produce algún cambio audible.
¿Qué papel cumplen en todo este ajuste las curvas target? Pues bien, la recomendación
es que se emplee en el ajuste inicial el target flat y que una vez finalizado se prueben
otras curvas target para comprobar su efecto. La opción de visualización de su curva de
respuesta en frecuencia nos permite deducir a priori cual será su efecto y si este es
contrapuesto a lo que el sistema necesita, o nuestro oido demanda.
Lo que es muy importante entender es que ecualizar con DRCoP depende de nuestra
apreciación subjetiva a oido. No es que la medida no indique que está ocurriendo si no
que su análisis llevaría mucho tiempo y sería tarea de experto. Por escucha, en cambio,
todo el mundo puede comprobar si la ecualización es buena o mala, en el sentido de que
suene subjetivamente bien o mal escuchando música. Esta calibración a oido obliga a
tener en cuenta varias cosas:
La diferente sonoridad producida por los cambios entre filtros, y sobre todo el
hecho de que el bypass de ecualización siempre tiende a sonar más fuerte, obliga
a que el primer paso en conmutación instantánea sea el de ajustar a oido las
atenuaciones de cada filtro (y el bypass) de forma que la sonoridad aparente sea
la misma. De no hacerse así siempre se tiende a elegir como buena aquella que
suena más fuerte. Es el famoso efecto loudness.
Las valoraciones de calidad de cada ecualización llevan tiempo. Y de un día para
otro pueden cambiar, existe un importante efecto de costumbre, aclimatación.
Por eso hay que evitar presionarse, un filtro nuevo en DRCoP tiene un coste
próximo a cero, el espacio que ocupa en el pendrive USB únicamente. Por eso
no hay necesidad de hacer valoraciones rápidas, que por otro lado son
contraproducentes. Conviene evitar la presión por decidir, tomarse un tiempo y
escuchar de modo relajado en días en que estemos descansados. No existe la
ecualización "perfecta" y por lo tanto no tiene sentido sentirse obligado a
buscarla.
Debido al efecto costumbre, la primera impresión al ecualizar es la de "perdida"
frente al bypass. Asimismo al cabo del tiempo cambia la valoración que
hacemos de los diferentes filtros y puede que decidamos ajustar de otra forma el
grave, por ejemplo, o ir a ecualizaciones más fuertes.
En definitiva, con DRCoP lo rápido es medir y generar filtros de ecualización. La parte
mecánica es cómoda y deja en manos del usuario la decisión final y el disfrute
audiófilo; es en la conmutación de filtros donde debemos detenernos y experimentar.