Queridos foreros,

Un viento de racionalidad sopla sobre nuestro Foro. A los cursillos del amigo Wynton sobre cómo entender las medidas de nuestros amplis o los parámetros de una grabación, quisiera sumar una pequeña aportación en un terreno distinto: el económico.

El tema es: cuánto gastar en el equipo de música?

Una respuesta posible: todo lo que se quiera y se pueda *

Ahora bien, intentemos replantear la pregunta de arriba en los siguientes términos: ¿cuál es el gasto máximo en equipos que haría una persona que es aficionada a la música y no a los aparatos en sí o a los sonidos que salen de ellos?

Y aquí estoy introduciendo un supuesto conductual -el sujeto en cuestión es aficionado a la MÚSICA en sí- que me permitirá acotar la respuesta mediante un modelito económico que a continuación os explicaré.

Los supuestos

Supongamos que nuestro melómano racional le dedica un determinado número de horas al año a la escucha musical. ¿Cuántas? Veamos, en un estudio que se publicó en la prensa la semana pasada se mostraba que los españoles pasamos en el mes de enero algo más de 4 horas diarias a ver la tele. No parece descabellado suponer entonces que nuestro melómano le dedica una horita diaria a la escucha musical. Eso hace 365 horas al año.

Sin embargo, supongamos que no todas esas horas corresponden a una escucha musical atenta. Supongamos que de las 365 horas sólo dedica unas 120 (aproximadamente un tercio) a una escucha concentrada, mientras el resto es música que oye mientras realiza otras actividades. Esas 120 horas de escucha atenta las satisface bien asistiendo a conciertos bien sentándose muy ricamente en su sillón favorito a escuchar concentradamente su SACD recien comprado con el preceptivo cafelito *

Supongamos además que nuestro melómano destina un presupuesto anual a música, que invierte bien en una actividad bien en la otra. En el caso de los conciertos deberá comprar entradas y en el caso de la escucha en casa grabaciones e invertir en un equipo de música. Consideremos por simplicidad que el coste de oir música de manera no atenta es cero.

Conforme a lo anterior fijemos el presupuesto anual en música del melómano racional en 1.800 euros (más tarde podemos cambiar este parámetro).

Establezcamos el precio promedio de asitir a un concierto de cierta calidad en 15 €/hora.

El modelo

Ahora que ya tenemos más o menos caracterizado a nuestro prota, entremos de lleno en el asunto.

Para ello os presento una figura que en microeconomía se denomina una "curva de indiferencia" y que representa las distintas combinaciones de "horas de concierto" (y) y "horas de escucha musical en casa" (x) que hacen igualmente feliz a nuestro melómano. Como ambos bienes son fuentes competitivas de utilidad o bienestar para nuestro amigo, deberá sacrificar horas de una cosa para obtener más horas de disfrute de la otra (de ahí el carácter convexo de la curva que se debe a que la utilidad marginal que le reporta una u otra actividad son ambas decrecientes, pero eso es otra historia).



De acuerdo con esta curva (cuyos valores me he inventado), el melómano racional es igualmente feliz con la combinación 90 horas de conciertos / 40 horas de escucha en casa que con la combinación 36 horas de conciertos / 100 horas de escucha en casa.

Ahora bien, más allá de sus preferencias consideradas en abstracto, el melómano racional está sujeto a un presupuesto, que hemos definido antes por un montante de 1.800 € y que deberá distribuir entre conciertos y "escucha en casa" conforme a la siguiente ecuación:

1.800 € = (px * x) + (py * y) = (15 * x) + (py * y)

, donde "px" es el precio por hora de concierto y "py" es el "precio" por hora de escucha musical en casa. Ya veremos como definimos este "precio", que será clave para nuestro ejercicio de determinar el gasto en el equipo de música.

Si en la ecuación anterior despejamos la variable "y" y la representamos sobre la curva de indiferencia el resultado se observa en la figura siguiente:



* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *.... CONTINUO EN EL SIGUIENTE POST