Doctora Glass, la feminista antifeminista: "Hay hostilidad contra los hombres"
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P. ¿Cómo se definiría? ¿Feminista heterodoxa? ¿No feminista?
R. Rotundamente soy feminista. Me gusta la expresión “mala feminista” de Roxane Gay, me recuerda mucho a esa frase de Spinoza que decía algo así como que solo se recompensa por buena conducta a los esclavos y no a los hombres libres… No nos podemos permitir renunciar a la igualdad entre mujeres y hombres, pero tampoco caer en el continuo victimismo, sensacionalismo o pánico moral con el que de un tiempo a esta parte se hace feminismo. Tampoco creo que el mujerismo o una actitud continuamente neurótica y hostil hacia los hombres nos favorezca. El movimiento Me Too, por ejemplo, ha sido alucinante, ha sido un trampolín para poder denunciar el acoso y las agresiones sexuales contra mujeres, pero tristemente también se ha desvirtuado: hay quien pretende usar esto para criminalizar la seducción o para hacernos creer que las mujeres somos débiles damiselas, que no podemos contestar aireadamente a un baboso.
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P. ¿De qué autoras o enfoques te siente más alejada?
R. El feminismo radical norteamericano al estilo de Andrea Dworkin, Catherine Mackinnon o Robin Morgan me parece un peñazo y sus alianzas con la derecha para prohibir la pornografía de lo más irrisorio: ¿la pornografía es la teoría y la violación la práctica? ¡Por favor, en la Biblia se describen multitud de violaciones y el porno está ausente! No creo que sus teorías puedan tomarse en serio. Muchas teóricas españolas están influenciadas por esta corriente y hablan de “dominación sexual”, considerando la sexualidad como un constructo social exclusivo del poder masculino. Así, el sexo se convierte en el elemento imprescindible de la dominación, de la relación de poder ejercida del varón sobre la mujer y el deseo de éste es un mecanismo de objetivización. Este tipo de pensamientos confía ciegamente en las teorías postmodernas y el constructivismo social.
Tiene una visión heterosexista, reduccionista y anticientífica. Es ruidoso, pero creo que está abocado a la inmovilidad y al fracaso. Diría que esto ya lo estamos viviendo en la ley de violencia de género española, una ley que no ha conseguido que el número de asesinadas disminuya. Creer que el asesinato de un hombre a una mujer se produce exclusivamente por el motivo de la dominación masculina es reduccionista, una negación de las bases de la criminología.
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