Si te digo la verdad, me interesa más el tema "metodológico" que, si me apuras, el auditivo.
Me refiero a que esa santificación de los test ciegos como panacea de objetividad hace muchas décadas que experimentalmente se ha desmontado https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/art...ihms418814.pdf
Son numerosos los experimentos que demuestran que cuando dos estímulos auditivos (letras similares pero diferentes en el caso del experimento) se pasan a un oyente sin ninguna separación entre ellas, los sujetos pueden determinar la diferencia pero, cuando ésta se demora sólo en unos milisegundos, el porcentaje de acierto se puede asimilar al mero azar probabilístico.
La música es aún más compleja (porque no tiene representación fonética ni semántica) que las letras y, por tanto, es fácil pensar que dos sonidos presentados de forma que entre uno y otro transcurra siquiera algún que otro milisegundo resultarán indistinguibles.
Además, la memoria auditiva es bastante traicionera. A quien no le ha pasado que cambia algo en el equipo y le suena mucho mejor o mucho peor, pero luego, comienza a hacer probaturas, añadir o quitar algo y al final no sabe muy bien ni qué suena mejor ni qué peor, a pesar de que, al principio, lo tenía muy claro.
Las llamadas mediciones objetivas, ya he explicado anteriormente largo y tendido que son solo mediciones de un aspecto parcial (aún muy importante) de la música pero no el único.
Hay quien quiere meter todo lo demás en el marco del esoterismo y el placebo pero, en mi opinión, no es así.
Eso por no hablar de que un micrófono no tiene porqué funcionar del mismo modo que el oído humano a la hora de recoger el sonido. Y no me refiero a gustos personales ni a subjetividades, sino a esos otros aspectos a los que me refería, diferentes de la altura del sonido, como son la duración y el timbre.