Vivo en una zona sensible, punto de arribo de pateras y cayucos, pero también estoy anestesiado ante el drama diario de las muertes en el mar. Pero a la vez siento que debería importarme algo.
He dicho varias veces que en nuestro caso, la juventud que huye de África no lo hace por hambre y miseria, sino por falta de expectativas. En pocos sitios de África hay hambre, y si la hay es por causa de guerras (luego serían refugiados y no inmigrantes). Decir que huyen de la miseria me parece demagógico. Pero no me parece ilegítimo que vengan a mejorar.
A la vez creo que se permite el status-quo en África (y en CentroAmérica) porque resulta muy difícil cambiar realmente algo.
Todos (pero todos, eh) todos los intentos de insuflar incentivos en las sociedades de países subdesarrollados han acabado en sus clases dirigentes, sin modificar un ápice la sociedad.
La vía de crear/apoyar una guerrilla o golpe de estado para acabar con dictadores ha acabado con un dictador peor que el que había.
Por si hiciera falta más potencia en el cóctel, unas cuantas empresas se están forrando y teniendo muchos beneficios para corromper cualquier intento de cambio allí y aquí.
Hace un porrón de años leí una novela, que recomiendo: El desembarco, de Jean Raspail.
https://es.wikipedia.org/wiki/El_desembarco_(novela)
https://www.amazon.es/El-Desembarco-Jean-Raspail/dp/8496840018/
Pueden leer los comentarios en la página de Amazon, que refuerzan mi mensaje.
Siento que se nos acaba el tiempo. O inventamos un mecanismo para desarrollar/liberar los países en desarrollo sin que esos países sientan que pierden su libertad, o esto (lo que conocemos) se va al garete.
O dicho de otro modo, mientras dos mil quinientos millones de chinos e indios vivían en la miseria, vivíamos como ricos; desde que quieren dormir en cama, ducharse y comer tres veces al día, el planeta no da para que podamos seguir viviendo como ricos.
Vendrán más. Muchos más. Y deberíamos tener respuesta.
Decidir No Decidir, también es Decidir