Iniciado por
jmml
el zurdismo no es razón, es fe; un zurdista no razona que dos y dos son cuatro, un zurdista siente en su interior que necesita cinco, y como sólo hay dos y dos, pues decide creer que dos y dos son cinco
comoquiera que la realidad se oponga, el zurdista dicta una ley al efecto, convencido de que, regulación mediante, pondrá las cosas en su sitio, es decir, en cinco
con todo, y pues la ley jamás funciona, el zurdista dictará otra ley sobre la primera para obligar a los disidentes a sumar cinco; al cabo de un magma de leyes y reglamentos, el zurdista no dará su brazo a torcer y buscará saboteadores entre el paisanaje
luego de identificar a unos cuantos saboteadores —generalmente todos los no zurdistas—, el zurdista proveerá represalias del tipo cancelatorio al objeto de aislarlos a todos, una suerte de muerte civil sea cual sea la disciplina en que se desenvuelva el saboteador —en esto, es justo reconocer cierto refinamiento en la cultura zurdista occidental, cuyos inicios fueron de exterminio y ejecución (reveladora aquella sonrisa etrusca de lenin mientras le endosaba a trotski la inolvidable sentencia: «pues claro que eres libre de pensar diferente; igual que lo soy yo de matarte por ello»)
si aún así el cinco sigue sin darse, el zurdista proclamará que su obra es a largo plazo, que queda por recorrer un largo camino y que, si bien no todo será maravilloso durante el trayecto, la consecución del cinco merecerá la pena
tres generaciones de dos y dos son cuatro contrarrevolucionarios después, el zurdista evolucionará hacia la mayor altura moral de su condición, yugulando cualquier duda sobre la naturaleza de sus actos en procura del cinco, de manera que ya junte letras, ya euros, ya propiedades, siendo que el cinco lo contiene todo, todo es válido mientras él lo lleve a cabo
no contento con esa nueva etapa, y en un nuevo alarde probatorio, el zurdista extenderá sus pretensiones de condición moral superior a la propia existencia de las cosas y los objetos, desautorizando cualquier sistema algebraico que no redondee en cinco, cualquier sistema físico que no surja del cinco, incluso cualquier manifestación biológica que se rehúse al cinco
ofuscado en esa doctrina de doblegar la materia a sus fabulaciones emocionales, el zurdista acometerá una nueva cruzada contra los enemigos de su causa; primero, quienes lo inspiraron en su vocación redentora: religiones organizadas, sectas, visionarios, tarados de toda índole; después, los racionalistas; muy pronto, los objetivistas; en todo momento, los indiferentes
ni siquiera al final, rodeado de semejantes, podrido en la endogamia, abrazado al cinco, el zurdista cejará en su empeño: entonces se volverá contra sí mismo: a fin de cuentas, el zurdismo es una enfermedad mental