En 1969 la USAF había reunido unos 40.000 informes que daban como resultado:
El 27% de los expedientes ovni resultaron ser estrellas, planetas y otros objetos astronómicos.
Otro 27% de los expedientes se debieron a globos y aviones.
Un 23% fue producido por meteoritos, satélites artificiales y otros objetos cercanos a la Tierra.
Hubo un 23% que quedó sin explicación, pero se hicieron suposiciones sobre la mayoría de dichos casos y se afirmó que podían haberse resuelto si los observadores hubiesen dado más datos.
Con el tiempo, varias fuerzas aéreas y organismos independientes han realizado investigaciones similares, como la presentada por Ballester Olmos. Las conclusiones han sido análogas, llegando también a unos porcentajes parecidos, es decir, y agrupados por número de casos causados, en primer lugar estarían las observaciones provocadas por objetos fuera de la órbita terrestre, en segundo lugar aparecerían los producidos por objetos de fabricación humana, después vendrían las causadas por objetos ubicados cerca de la órbita terrestres, en cuarto lugar estaría un porcentaje provocado por fenómenos que no son objetos (espejismos, reflejos, fenómenos atmosféricos...) y una pequeña cantidad de la que no se logró determinar su procedencia. Pero Ballester Olmos, tras investigar los informes desclasificados por el Ejército del Aire español redujo los casos sin explicación a un 7%, nueve informes en total.