Por empezar por una simple que a mi me encanta, “La Aventura del Poseidón” (Poseidon Adventure), la película original del año 71 de un director inglés americanizado llamado Ronald Neame no demasiado destacado. Cuenta con un plantel de figuras tremenda, empezando con un Gene Hackman en el papel de un cura tenso, nervudo y más corajudo que un pelotón checheno, ese tipo de personajes que se le adapta como un guante. Después de verle aquí pagaría por verle haciendo de padre Damian en El Exorcista, sería una confrontación legendaria con Pazuzu, seguro que le saca a hostias el demonio a la pobre Linda Blair. Además de este tenemos a Ernest Borgnine (un favorito mío) como contrapunto al liderato del cura, uno de esos actores infalibles con un físico inconfundible que le hace perfecto para interpretar a un transportista en huelga, ya sea de jefe sindical o de piquetero. Le acompaña una maravillosa y oronda Shelley Winter, Red Buttons, Jack Albertson, Leslie Nilssen y otros actores más jóvenes sin tantos laureles.
Una maravillosa película de acción con algunos efectos especiales que han pasado a la historia, también con algunos clichés más o menos previsibles en este tipo de producciones pero que ofrece esa extraña satisfacción de saber que alguna de estas fantásticas estrellas van a morir de un momento a otro.
La segunda versión (al menos de las que yo conozco) se llama simplemente “Poseidón” y es del año 2006. Dirigida por el alemán Wolfgang Petersen, un director que tiene una maravilla llamada “Das Boot” (El Submarino) y otra excelente como “In the Line of Fire” (En la Línea de Fuego) pero que progresivamente se ha deslizado hacía al cine más palomitero. Aquí la estrella es Kurt Russell rodeado de un grupo de maniquíes de buen ver pero que no aportan gran cosa.
Para mi gusto no hay color con la original, no hay ningún aspecto en el que se mejore la película original, ni tan siquiera en los efectos especiales. Lo que se llama una versión prescindible.
Por si no lo dije antes me encantan las películas de olas gigantes que provocan catástrofes - quizás como una reminiscencia de mi afición a la Nouvelle Vague francesa – y más si provocan el hundimiento de grandes barcos transatlánticos. Es la típica película que nunca te pondrán en un crucero pero que si emiten con frecuencia en los vuelos transoceánicos en una práctica que considero de dudoso gusto comercial.
Durante un tiempo se barajó una continuación en la que los supervivientes de esta tragedia una vez rescatados son llevados en tren de vuelta a sus países pero quedan atrapados en un túnel transalpino tras un alud de nieve gigantesco, supongo que inspirada bajo las presiones de grupos de armadores navieros. Aunque la idea más brillante que se escuchó es que una vez que los supervivientes acceden al casco, llega una nueva ola (New Wave !!!) gigante y le vuelve a dar la vuelta al casco, con lo que nuestros héroes deben hacer de nuevo el recorrido inverso.
Saludos