Un 11 le daría yo a Puente, en la moción de censura a Sánchez... perdón, que era un debate sobre el estado de la nación... perdón, que era un debate monográfico sobre Cataluña...
Ah, no, en que estaría yo pensando, si era la investidura de Feijóo.
A Sánchez, un 12.
A Feijóo... pues se dedicó a un viejo juego infantil, muy antiguo, ya existía hasta en mi propia infancia. Se llama "vamos a contar mentiras".
La primera, en la frente. Dijo el tipo que podía ser investido, pero no quería. Se puso a sumar a su candidatura los votos de Junts, de ER, hasta los cinco de Podemos que estaban calladitos en un rincón... Claro, y si les da a Junts y ER lo que quieran, y sigue de Ministra de Igualdad su querida Irene Montero... sus socios, sus amigos, casi sus hermanos de Vox, le seguían votando... sí, claro.
La prueba del algodón es el PNV. Un partido que sí votó recientemente (en el 2018) unos presupuestos de Mariano Rajoy. Con sus cinco votos, el señor Feijóo habría sido investido. ¿Fácil, no?. Pues no. No fue investido, por la simple razón de que nadie quería votar a un presidente que necesitaba, sí o sí, a la extrema derecha. Exagero, los nacionalistas navarros y los nacionalistas canarios, sí le votaron. Pero no SUMAN. Ojo, que lo mismo los nacionalistas canarios, hasta votan también la investidura de un candidato alternativo.
Pues eso, es duro ser de derechas en España, y cuanto más de derechas, más duro. Toca tragar quina hoy, y el viernes. Después, ya veremos lo que pasa. Igual hay que tragar litros y litros de quina. O igual hay que ir a elecciones en Enero. El tiempo dirá. Pero de momento, nada de nada. El perdedor Feijóo ya se ha dado cuenta que no ha ganado las elecciones.
Por lo menos, la selección ya no juega hasta Octubre. Dios aprieta, pero no ahoga.